En el minuto 60, cientos de aficionados abandonaban Old Trafford, avergonzados por la imagen de un Manchester United que fue humillado por el Liverpool en el clásico de Inglaterra y en el que Mohamed Salah demostró ser el mejor futbolista de la Premier League (0-5).
Tres goles para el egipcio, uno para Naby Keita y otro para Diogo Jota, en una apisonadora que pasó por Mánchester y se llevó por delante a los 'Diablos Rojos' y seguramente a su técnico, un Ole Gunnar Solskjaer al que ya no le queda argumentos par aguantar en el puesto.
Desde la previa se apreciaba que el Liverpool es mucho más equipo que un United que venía de sufrir con el Atalanta y de pinchazos consecutivos en la Premier. Sin embargo, en los Clásicos se espera que estas diferencias se acorten y que la adrenalina y la emoción de los propios jugadores igualen lo que el juego previo o los pronósticos cuenta.
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Pero es que entre el Liverpool y el Manchester United, y más concretamente entre Jürgen Klopp y Ole Gunnar Solskjaer, la diferencia es insalvable. Sobre todo en una tarde en la que la defensa de los 'Diablos Rojos' es invisible, con un Harry Maguire perdido y evidenciando que los 80 millones de euros que pagaron por él fueron excesivos.
Con una facilidad pasmosa, el Liverpool se metía en el área del United, como aquellos aficionados que irrumpieron en Old Trafford hace meses para protestar por la Superliga.
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Salah, el mejor jugador de Inglaterra en estos momentos, fue el canalizador de la humillación y antes de que se llegara al minuto diez, le sirvió el primero a Keita, que definió con la tranquilidad de un delantero ante De Gea.
Se expuso más tarde Maguire, incapaz de mostrar contundencia y con un lenguaje corporal de juvenil. Le ganó la partida Keita y le puso la pelota en el costado a Alexander-Arnold para que su pase de la muerte lo embocara Diogo Jota. 0-2 y runrun en la grada. El miércoles se había levantado este marcador al Atalanta. Esta vez solo podía ir a peor.
Y apareció Salah para complicarlo todo aún más. Pasada la media hora, Keita recogió un disparo rebotado de Salah, condujo hasta línea de fondo, una vez más, sin marcar, y le concedió el tanto al egipcio.
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Con el 0-3 explotó Cristiano, que pudo ser expulsado por varias patadas sobre Curtis Jones. Para su suerte la jugada se saldó solo con una amarilla, pero quizás hubiera deseado irse antes a vestuarios, porque justo al filo del descanso, Salah aprovechó la inexistente defensa del Liverpool para el cuarto. Asistencia de Jota, disparo raso y 0-4 que despertó la ira de Old Trafford, que abucheaba a su equipo, y de un Solskjaer que mezclaba tristeza y rabia en la banda.
¿Frenaría el Liverpool?. Viendo a Robertson celebrar el quinto pidiéndole a sus compañeros que no pararan de apretar, la respuesta es que no. Otra vez Salah, otra vez Maguire. El central se durmió, le ganó la espalda Salah y este la picó ante De Gea.
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Manita en Old Trafford, llegaban reminiscencias del 1-6 que les metió el City hace diez años y ni siquiera el gol de la honra de Cristiano subía al marcador porque el VAR lo anulaba. El bochorno era tal que Paul Pogba, que saltó al campo en el descanso, no duró ni quince minutos, puesto que en una entrada con los tacos por delante mandó en camilla a Naby Keita y a él a la caseta, expulsado por el VAR.
La goleada, la más dura desde que el Tottenham les metió un 1-6 en octubre de 2020 y el City otro 1-6 en octubre de 2011, provocaba el suspiro de Alex Ferguson en la grada y la risa de Kenny Dalglish. Una humillación que puede sentenciar a Solskjaer y que deja al United séptimo, a ocho puntos del líder, y al Liverpool segundo, a un solo punto del Chelsea.