Luis Suárez causa sensación en el Gremio de Porto Alegre: su rostro se imprime en banderas, su camisa '9' estuvo agotada y las asistencias al estadio se doblaron. En apenas cuatro meses el uruguayo ya es goleador y dos veces campeón. Y hasta tiene un "doble".
A las afueras de la Arena do Gremio, un río de hinchas del 'tricolor gaúcho', popular equipo del estado brasileño de Río Grande del Sur, afina gargantas antes de la final del torneo estatal ante Caxias, de la cuarta división.
Entre la multitud predominantemente azul, las camisetas con el dorsal '9' y el apellido Suárez son legión.
La imagen se ha tornado en paisaje desde que el experimentado artillero llegó en enero a Porto Alegre, la capital estatal, de 1,5 millones de habitantes, que dividen sus corazones entre Gremio e Internacional.
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En el epílogo de su carrera, el charrúa, de 36 años, aterrizó tras un fugaz paso victorioso por Nacional de Montevideo, su primer equipo, adonde regresó en julio luego de brillar en Europa durante poco más de tres lustros.
"Es una figura, un jugador que recorrió el mundo y que tiene el cariño de todos", dice a la AFP Sandra Quintana, "gremista desde pequeñita".
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Al frente de una bandera que lleva estampada la figura del 'Pistolero', esta nutricionista, de 66 años, anteojos y sonrisa holgada expresa lo que buena parte de los 'torcedores' siente por el goleador histórico de Uruguay.
"Integra nuestra familia. Comparte su experiencia con los jugadores jóvenes del Gremio, eso es muy importante". Su llegada "ha sido un espectáculo", apunta.
Máquina de goles... y de dinero
Por ahora, el atacante, en cuyo pelo y barba ya asoman canas, ha respondido al afecto con once goles en 15 partidos, de los cuales cuatro garantizaron los títulos de la Recopa Gaúcha en enero y del Campeonato Gaúcho el sábado pasado.
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El domingo se pondrá a prueba cuando debute en el Brasileirao ante el Santos.
"Por mucho que ganes mucho, necesitas tener ambición. Esa es la mentalidad con la que llegué", sostuvo el atacante el sábado, tras alzar su segundo título.
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Sus cifras deportivas -nada desestimables, pese a ser registradas en su mayoría ante equipos menores- se quedan cortas frente a los números que ha dejado en las arcas del Gremio, de vuelta a la primera división esta temporada tras un año en la Serie B.
Los socios del club pasaron de 63.000 en 2022 al récord de 95.000 y la media de asistencia al estadio en el torneo estatal, de 15.000 a más de 30.000 espectadores, dijo a la AFP el presidente tricolor, Alberto Guerra.
Las ventas de la tienda oficial fueron de nueve millones de reales (USD 1,7 millones) en el primer trimestre, casi el doble frente a la última marca histórica (4,6 millones de reales en 2018).
La facturación incluye 3.800 camisas celeste lanzadas para homenajear a Suárez y a Uruguay, fronterizo con Río Grande del Sur, vendidas en su totalidad en diez días en enero.
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"No se vendieron más porque no había. Nuestra tienda hoy está vendiendo entre tres y cuatro veces lo que vendía históricamente", explica Guerra. "Suárez ha sido el colofón. A pesar de estar cerca del final de su carrera, aún tiene mucha leña por quemar".
Cara familiar
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El 'Pistolero' era la carta del directivo para ganar las elecciones presidenciales del club en noviembre. En un principio, los representantes del jugador declinaron la oferta porque apuntaban a la MLS.
"Incluso tenía la posibilidad de jugar allá con Messi", con quien junto a Neymar formaron un tridente inolvidable en Barcelona, sostiene Guerra.
Pero la chance se cayó por cuestiones financieras y el '9' se decantó por los brasileños pese a tener propuestas económicamente "más atractivas" de México y Europa, afirma.
"Suárez ya ha demostrado el impacto que tuvo en nuestra ciudad", dice Rafael Silva, un trabajador de comercio electrónico, de 33 años, con un gran parecido al jugador.
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Enfundado en la casaca celeste y levantando los tres dedos de la mano derecha, gesto habitual del uruguayo cuando anota, Silva se pasea sonriente por las inmediaciones de la Arena do Gremio.
Los hinchas lo alientan, le piden fotos y le desean un buen "desempeño" en la final. Se ha convertido en el "Suárez de la torcida".
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"La hinchada me convirtió en su doble. Creo que somos parecidos. Es increíble", dice.
En las calles de Porto Alegre, el verdadero Suárez, muchas veces cuestionado por polémicas dentro de la cancha, ha exhibido su cara más amable: se lo puede ver con un helado o de compras con su esposa y tres hijos, en una actitud muy distinta del hermetismo de los futbolistas con su vida privada.
"Hay que quitarse el sombrero por 'Luisito' Suárez", destacó el técnico 'gremista', Renato Portaluppi. "Es un tipo espectacular, que vino para hacer al Gremio más grande de lo que ya es".