Los Angeles Lakers, que no contaron con el lesionado LeBron James, naufragaron de nuevo ante los Oklahoma City Thunder (104-107) en un partido que vuelve a sembrar dudas en el veterano y arriesgado proyecto de los de púrpura y oro.
Los jóvenes Thunder son uno de los peores equipos de la NBA (2-6) y solo han ganado dos de sus ocho partidos esta temporada: los dos en los que se han enfrentado a los Lakers.
Los angelinos tenían la ocasión de vengar ante los de Oklahoma City la humillante derrota que sufrieron la pasada semana cuando cayeron en la cancha de los Thunder tras ir ganando por 26 puntos (primera vez que eso le sucedía a los Lakers en las últimas 25 temporadas).
Pero esta noche, los Lakers volvieron a perder de forma sorprendente ante los Thunder en una actuación marcada por errores, imprecisiones, falta de tensión defensiva y extrema irregularidad.
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Russell Westbrook perdió un balón con 101-103 y 21 segundos en el reloj, y también falló el triple final que habría forzado la prórroga.
Anthony Davis (29 puntos y 18 rebotes), Russell Westbrook (27 puntos, 6 rebotes y 5 asistencias) y Carmelo Anthony (21 puntos y 6 rebotes) fueron los más destacados de unos Lakers (5-4) que en el segundo cuarto ganaban por 19 puntos.
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Antes del encuentro se dio a conocer que LeBron James estará de baja al menos una semana por problemas en los músculos abdominales.
En los muy meritorios y peleones Thunder, Shai Gilgeous-Alexander fue una auténtica pesadilla para los Lakers (28 puntos y 6 asistencias) y Luguentz Dort (17 puntos, 3 rebotes y 3 asistencias) fue clave en los instantes decisivos.
DAVIS PIDE PASO
Anthony Davis entró a la cancha dispuesto a arrasar.
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Con una gran exhibición de inicio, el pívot consiguió 10 puntos en menos de 5 minutos, no encontró rival en Derrick Favors, y no falló ninguno de los cinco tiros que intentó (14-8 con 6.44 en el reloj).
Davis acarició el doble-doble en el primer cuarto (14 puntos y 9 rebotes), que también contó con la participación de algunos no habituales de los locales como Rajon Rondo o el recién recuperado de una lesión Wayne Ellington.
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En cualquier caso, Shai Gilgeous-Alexander y Darius Bazley se aprovecharon de la inconsistencia de los Lakers para estrechar el marcador en el parcial inicial (25-21).
La entrada de Dwight Howard en el segundo cuarto reactivó la perezosa defensa angelina.
El pívot transformó el ritmo del partido y contagió a los Lakers de su energía en la pista, algo que ejemplificó un Russell Westbrook decidido a tomar el relevo anotador de Davis.
La diferencia creció con unos Lakers solventes: primero superaron los diez puntos, luego los quince y hasta bordearon los veinte (40-25 a falta de 7.02).
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Los Thunder no tenían recursos para frenar a sus rivales, pero el desordenado y caótico final del segundo cuarto les benefició.
Entre un parcial de 0-8, las constantes protestas de los Lakers por las faltas, y un preocupante golpe de Davis en un dedo que le dejó muy dolorido, el encuentro llegó muy igualado al descanso (52-48).
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BAJÓN LOCAL
Una de las señas de identidad de estos dubitativos Lakers en lo que va de temporada son sus flojos terceros cuartos.
Esta noche no fue una excepción.
Sin nervio ni carácter, los locales volvieron del vestuario con más ganas de protestar a los árbitros (DeAndre Jordan acabó llevándose la técnica) que de tumbar a los Thunder.
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Los visitantes agradecieron la desidia local y llegaron a empatar el encuentro (68-68 con 5.06 por jugarse).
Los Lakers se agarraron entonces a la efectividad de Carmelo Anthony, un lujo saliendo del banquillo, para encarar el último parcial con algo de colchón (80-72).
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El conjunto local podría haber empleado ese pequeño empujón para cerrar el partido cuanto antes, pero en lugar de eso se enredó una vez más en fallos, desconcentración y polémicas arbitrales.
Sin hacer mucho ruido, los Thunder se plantaron con un triple de Gilgeous-Alexander a las puertas de la remontada (84-83 con 6.56 para el final).
La culminó Kenrich Williams con una canasta que le dio a los Thunder su primera ventaja de toda la velada.
Sin fluidez en ataque y con un gran coladero en defensa, los Lakers contemplaron cómo Mike Muscala se sumaba a la fiesta visitante con una canasta más adicional seguida de un triple (91-93 a falta de 3.24).
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Westbrook tomó la responsabilidad en los Lakers, pero lo más impactante del duelo estaba por llegar.
Gilgeous-Alexander, totalmente tranquilo y todavía con 17 segundos de posesión, enchufó un triple absolutamente impresionante y pisando el logo del centro de la cancha que silenció al Staples Center en el momento más caliente del partido (95-101 con 1.18 para el final.
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A la desesperada, los Lakers se encomendaron al acierto exterior de Anthony, pero los errores de Westbrook y la frialdad de Dort remataron la asombrosa victoria de los Thunder.