Cuando un deportista toca la gloria es normal que millones de personas se enteren, pero muy pocos saben lo que vivieron o superaron para llegar hasta ese punto. El pasado domingo 19 de marzo, Lorena Arenas logró un paso importante en su carrera, tras convertirse en la primera atleta colombiana en clasificarse a los Juegos Olímpicos de París 2024. Una 'crack'.
Pero no fue fácil. Si nos remitimos a lo netamente deportivo, la risaraldense necesitó de una marca de 1:28.02, tiempo que no solo le valió para ser segunda en el Campeonato Asiático de marcha 20 kilómetros, sino que también impuso un récord nacional. Ahora, como dicen, "nadie sabe la cruz que carga el otro". Detrás de esto, hubo dolor, sufrimiento y una lesión.
Compitió con serias molestias físicas, tan así que, una vez culminó su participación, tuvo que pasar por el quirófano. En la actualidad, ya está bien y pudo volver a la acción. No obstante, en Caracol Sports quisimos saber más de Lorena Arenas, la "berraca" de esta disciplina, como ella misma se cataloga, que nos ha llenado de alegrías, como la plata en Tokio 2020.
Su día a día, filosofía de vida, recuerdos, experiencias, vivencias, aprendizajes, sueños, el apoyo de su equipo, el rol de su familia, ¿se arrepiente de algo?, cómo ve el presente de la marcha en Colombia, qué está haciendo para que este deporte siga creciendo, lesiones, dolores, sacrificios y una mirada al pasado para realizar una gran reflexión. Hablamos de todo.
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¿Cómo es Lorena Arenas, en el día a día?
"Siempre me he caracterizado por buscar la manera de ser la mejor en todas las cosas que hago. Recuerdo que fui acólita y quería ser la mejor en eso; después, cuando empecé en el deporte, he luchado por ser la mejor atleta; y así en todos los ámbitos. Eso es lo que me llevó a lograr grandes cosas y marcar diferencia en el país y a nivel continental en mi disciplina".
Algunos dicen que ser así de "exigente" puede ser contraproducente, ¿Qué opina?
"Muchas veces lo he pensado, ¿sabes?. Entendí que, en ciertos momentos, ser así de exigente, hace que te olvides de una que otra cosa importante o incluso de los pequeños detalles que, a la final, también te llenan y eso no está bien. Es en ese punto donde paro, analizo y me digo: 'cálmate porque tienes que vivir el ahora y no ir tan lejos'. Mejor ir día a día y ya".
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Además de esa reflexión, ¿Cuáles son esos recuerdos, vivencias, experiencias o aprendizajes en este camino?
"Para uno llegar a unos Juegos Olímpicos y ganar una medalla en este evento, se requiere de muchas cosas, entre lo que uno vive y supera, no solo como deportista, sino también como persona. Tienes que hacer demasiados sacrificios hasta el punto de irte varios meses, dejar a tu familia, no compartir fechas especiales, hay lesiones, a veces estás solo y es feo".
No es nada fácil...
"Ni poquito. De hecho, la fortaleza física y mental para superar los obstáculos es clave; hay que ser valiente. Ese conjunto de virtudes hace que marques la diferencia y, en el momento de una competencia, te llenes de valor porque es ahí donde uno dice: 'ya aguanté todo, por qué no voy a soportar 20 kilómetros, que es mucho, pero por lo vivido es poco'. Es duro".
¿Qué le ha dicho su familia, a lo largo de este proceso?
"Al inicio era muy difícil porque no podían entender que recién llegaba a casa y ya me tenía que ir otra vez (risas), pero con el paso del tiempo, se fueron acostumbrando y enteniendo el ritmo. Ahora, mi mamá nunca se va a hacer la idea de esto (risas) porque, para ella, siempre ha sido demasiado duro, y la comprendo, el no estar juntas o compartir, es complicado".
¿Eso, en cierta medida, la ha afectado a usted?
"No es fácil, la verdad. Ellos han ido entendiendo el ritmo que uno lleva: voy dos semanas a casa, me vuelvo a ir, muy rara la ocasión que estoy allí. Y es difícil porque uno quisiera estar con su familia, es apenas normal, más que uno ya tiene sus sobrinos, no los ves crecer, no compartes fechas especiales, en fin. Uno tiene que sacrificar mucho, pero así es esto".
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¿Se arrepiente de algo?
"De nada, en lo absoluto. En este momento, no me arrepiento de ninguna cosa que haya hecho o dejado de hacer. Pienso que las cosas pasan por algo, tienes que vivirlo, superarlo, aprender, disfrutar, lo que sea que se de. Cada situación hace parte de la vida y pasar cada obstáculo, hace que tengas resultados en tu vida. Me enfoco en superarme y ser la mejor".
¿Siente esa responsabilidad de ser una referente en su disciplina?
"Claro que sí; eso es lo que hace que cada día quiera superarme, con el fin de dar lo mejor y demostrar que se puede más y más, que no tenemos techo y no hay imposibles. Quiero dejarle un legado a los niños, los jóvenes y los adultos para que puedan practicar esta bonita modalidad y podamos seguir dando resultados como lo hemos venido haciendo ahora".
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A propósito de eso, ¿Qué análisis hace del presente de la marcha en Colombia?
"La marcha siempre ha tenido muy buenos resultados y con eso demostramos que estamos en gran nivel, convirtiéndose en un deporte importante para el país. Yo soy la primera de Colombia y Sudamérica en lograr una medalla olímpica, por lo tanto, eso hace que más jóvenes y niños quieran practicar esta modalidad de atletismo tan bonita, que va en crecimiento".
"Desde los resultados da ejemplo", como bien lo dice, pero, ¿Hay algún proyecto en mente para potenciar esto?
"Sí, hay algo por ahí (risas). He visto que mucha gente lo hace de una manera didáctica y recreativa y es bueno. Es por eso que ando haciendo un proyecto, en mi universidad, donde quiero que las personas de 27 a 57 años empiecen a hacerlo de una forma llamativa. Estoy mirando cómo sacarlo adelante, pero sería bonito que este tipo de personas lo puedan hacer".
El cupo a París 2024 está asegurado, ¿Cuál fue la principal enseñanza de este ciclo?
"Todo el tema de la lesión, me marcó mucho. Cuando me hicieron una infiltración, pasé siete días sin poder caminar, pero al segundo día fuimos a la pista e hice lo que debía de buena manera, lo que nos sorprendió. Mi mente es más fuerte que cualquier cosa y eso es lo que me ha permitido y llevado hasta donde estoy. Fue aprender a manejar todo de otra forma".
Mirando hacia atrás, analizando el presente y proyectándose, ¿Qué le diría a la Lorena Arenas de hace unos años?
"Que ha sido una berraca. Cualquiera no es medallista olímpico. Clasificar a unos Juegos no es fácil, por eso, cuando uno lo hace, ya es para aplaudir, independiente del resultado. Y no solo aplica para Olímpicos, sino para los Centroamericanos, Mundiales, en fin. El hecho de ser deportista de alto rendimiento llena de orgullo, es extraordinario y es para valientes".
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