Hace 20 años, con apenas 13 años llegaba a Barcelona, un pequeño Lionel Messi, para acabar convirtiéndose en estrella planetaria y emblema de un club, al que bastó su amago de salida para hacerlo temblar.
El 17 de septiembre de 2000, Messi llegaba a la capital catalana desde Rosario para entrar en la Masía, la fábrica de jóvenes valores del Barcelona para ir creciendo en un proceso que no fue fácil, lejos de su familia.
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"Fue muy duro, era un cambio muy grande", explicaba a la Revista Barça el capitán azulgrana, que pronto empezó a dar muestras de su calidad.
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"Cuando llegué a Barcelona no pensaba en ser el mejor del mundo. Llegué con el sueño de poder llegar al primer equipo, pero jamás imaginé lo que me tocó vivir después", añadió a la Revista Barça.
Lo que vino después fue una colección de títulos y récords para acabar convirtiéndose en uno de los mejores jugadores de la historia desde que el técnico Frank Rijkaard le diera la alternativa oficial con el primer equipo en 2004.
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‘Colección de títulos’
Es, de lejos, el máximo goleador de la historia del Barça (634 goles en 731 partidos oficiales), el máximo goleador de la historia de la Liga (444 goles), el máximo anotador en un año natural (91 en 2012) y el jugador que ha ganado más títulos con el Barcelona, 34 en total, incluidas cuatro 'Champions' (2006, 2009, 2011, 2015) y 10 Ligas.
Messi también atesora seis Balones de Oro, más que Cristiano Ronaldo (5), Cruyff, Michel Platini o Marco Van Basten (3) y otro récord más con sus seis Botas de Oro, al mejor artillero de las ligas europeas.
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Su palmarés es insuperable, individual y colectivamente y sólo le falta la consagración con un título grande con la selección argentina: el campeón olímpico en 2008 alcanzó las finales del Mundial-2014 y de la Copa América en 2007, 2015 y 2016.
Una carrera brillante llevada a cabo con la camiseta de un Barça, que con el paso de los años se fue construyendo cada vez más en torno a él hasta llegar a una 'Messidependencia', denostada por unos y alabada por otros.
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"Messi es el número uno, es un futbolista que sale cada 30 años. Hay que cuidarlo porque el futuro del club depende mucho de lo que haga", aseguraba en 2010 Xavi Hernández, otra de las leyendas del club azulgrana.
La salida de Xavi y después de Andrés Iniesta, lo llevaron a la capitanía del club en 2018, lo que llevó al tradicionalmente retraído jugador a dar un paso adelante y tener una presencia mayor ante los medios y ante los aficionados culés, completamente entregados.
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‘El desencuentro’
Tras años de un Barcelona que deslumbraba, el equipo se embarcó en las últimas temporadas en un declive, culminado en la nefasta temporada pasada que llevó a Messi a alzar la voz.
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Messi calificó al equipo de "muy irregular, muy débil, que le ganan por intensidad, por ganas, que nos crean muy fácil" y pidió "autocrítica" a todos los niveles, nada más perder LaLiga a manos del Real Madrid.
La dolorosa eliminación en Champions ante el Bayern (8-2) le empujó a mostrar su deseo de dejar el club.
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El astro argentino dio marcha atrás para evitar un litigio judicial: "no iré nunca a juicio contra el Barça, es el club que amo, que me ha dado todo desde que llegué, el club de mi vida", dijo en una entrevista al medio Goal.
"Voy a continuar en el Barça y mi actitud no va a cambiar porque haya querido irme", añadió Messi, que finaliza contrato en junio de 2021.
El capitán azulgrana ya dio muestras de su compromiso con el doblete marcado el miércoles en la victoria 3-1 sobre el Girona en un amistoso, pero sigue la incógnita sobre si la historia de amor Messi-Barça se acabará tras estas dos décadas.