El "último baile", la frase utilizada en referencia al documental de Michael Jordan para describir la aventura de una histórica generación uruguaya que iba a enfrentar su última Copa América, terminó antes de tiempo tras una definición por penales que truncó la ilusión Celeste.
Dos artilleros letales desde hace más de una década como Luis Suárez y Edinson Cavani, un emblema de la defensa con temple, personalidad y calidad como el capitán, Diego Godín, o un portero que ha dado la talla en momentos claves como Fernando Muslera, son solo alguno de los nombres que, saben, perdieron su última oportunidad para volver a consagrarse como los reyes de América.
La maldita definición por penales, esa que tan mal se lleva con Uruguay, debido a que en este siglo son muchas más las perdidas que las ganadas, dejó por el camino a la Celeste dirigida por el histórico Óscar Washington 'Maestro' Tabárez, quien también sabe que acaba de dejar pasar su última oportunidad.
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Es que el galardonado entrenador, de 74 años, que está al frente desde 2006 y que ostenta el récord de ser el entrenador con mayor cantidad de partidos al frente de una selección y el que más mundiales ha dirigido con una misma selección, sabe que este es el comienzo del fin de su carrera.
Todas estas ilusiones acumuladas de una plantilla que buscaba una última alegría continental se esfumaron gracias a la calidad de David Ospina, que detuvo dos de los cuatro penaltis que pateó la Celeste en la definición de los cuartos de final.
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Ahora, los históricos Celestes, guiados por el veterano entrenador que quiere una nueva revancha, saben que deben revertir la situación en las Eliminatorias para el Mundial de Catar 2022 y así asegurarse, definitivamente, que van a tener en la cita mundialista su último gran desafío antes de dejar la camiseta Celeste que por tantos años vistieron.
Pese a todo, el "proceso", como se le llama mandato de Tabárez en la Celeste, tuvo más cosas positivas que negativas ya que, además de contar con nombres de primer nivel internacional, también se clasificó a tres mundiales consecutivos -algo que hacía décadas no ocurría- y en dos de ellos fue el mejor sudamericano de la competición.
El auge de esta historia se dio entre 2010 y 2011, cuando la Celeste consiguió el cuarto puesto en el Mundial de Sudáfrica y, un año después, se coronó como campeón de América en Argentina para alcanzar su 15 estrella y ser el país con más cantidad de trofeos en esta competición.
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A partir de allí la historia en el continente estaría plagada de eliminaciones antes de tiempo. De hecho, desde entonces la Celeste no logra alcanzar ni siquiera las semifinales e incluso en la última Copa América -también jugada en Brasil- tuvo una eliminación de iguales características en los penaltis ante Perú.
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Ahora, Tabárez -que en ningún momento fue puesto en duda por los directivos pese a que han surgido muchas críticas de la prensa- debe apostar a reforzar un recambio que de momento salta a la vista con futbolistas como Federico Valverde y Rodrigo Bentancur como los estandartes.
Cavani, Suárez, Godín, Muslera, Martín Cáceres y el propio Tabárez son conscientes de que dejaron pasar una oportunidad única de despedir un galardonado camino juntos levantando el trofeo continental por última vez.
Sin embargo, también saben que con su jerarquía o con su potencial goleador, han logrado conseguir un título en épocas en las que, de momento, ni siquiera la Argentina de Lionel Messi ha podido hacerlo.
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Con la frustración detrás, la decepción de un nuevo fracaso y el adiós de muchas figuras, ahora sí, la Celeste debe demostrar que quiere un último baile que, esta vez, tendrá cita en Catar.