Tras los pasos firmes de Inter y Milan, con pleno de triunfos, la Juventus respondió a la exigencia con un buen partido contra el Empoli, corto en el resultado (0-2) para el dominio ejercido bajo la batuta de Chiesa, frente a un rival que aún no ha marcado un solo tanto y salió derrotado en sus tres partidos de la temporada.
La obligación tras el empate cedido en su estadio contra el Bolonia y el pleno de triunfos con el que abrían brecha los dos líderes, fue respondida con autoridad por los futbolistas de la Juventus. Con retoques de Massimiliano Allegri a su once, el protagonismo de Federico Chiesa y la intimidación de Vlahovic. Pese a marcharse sin gol y tras haber fallado un penalti.
Las sensaciones del Empoli de Paolo Zanetti no pueden ser peores. Impotente ante sus limitaciones, carente de recursos para pelear de igual a igual ante un rival de la dimensión de la Juventus. Acuciado por una crisis sin gol y enlazando derrotas. Los seis cambios del técnico no mejoraron su cara.
Sufrió contra un rival en el que Vlahovic, liberado ya de la presión que traslada la inseguridad de conocer su destino, asumió la responsabilidad ofensiva que necesita la Juventus. Con dos remates en el primer cuarto de hora avisaba al Empoli de lo que le esperaba. Se salvó de inicio por el gol anulado por falta de Danilo al portero en un saque de esquina, pero a los 24 minutos, tras otro córner, el brasileño no desaprovechaba un balón muerto para fusilar a Berisha.
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La falta de argumentos futbolísticos del Empoli dejaba todo en manos de la velocidad de Baldanzi al contragolpe para castigar algún error en el pase o una falta más ejecutada que le pudo costar cara al equipo de Allegri. Sin embargo, todo pudo quedar sentenciado antes del descanso con el penalti de Maleh a Gatti si Vlahovic, de zurda y raso, no se hubiese encontrado con la estirada del portero rival.
Nada cambió en la segunda mitad, cuando la valentía del modesto Empoli, que apenas llego a área rival con centros laterales sin encontrar nunca rematador y se topó con la firmeza por alto de los centrales, se desvaneció con un intento de chilena de Fazzini.
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En cuanto Chiesa tomó el mando, la balanza cayó del lado de la Juventus. Tras pedir penalti, derribado por Berisha sin que lo señalase el árbitro, sirvió a McKennie un centro medido que acabó en mano de Fazzini, tampoco penalti para el árbitro.
Tras el error en un mano a mano que Vlahovic se fabricó con un túnel a su defensor y el gol anulado al derechazo de Pogba por fuera de juego, apareció Chiesa con el Empoli volcado en campo rival, para regatear la salida desesperada del portero, levantarse tras ser derribado y marcar escorado a placer a puerta vacía.
Fue la reacción con carácter de la Juventus para quedarse a dos puntos de la cabeza, en un partido que pudo acabar en goleada pero el travesaño repelió un testarazo de Milic.