El crepúsculo del domingo fue, también, el de los VI Juegos Paranacionales, que durante 11 días de competencias en el Eje Cafetero y Cali, se convirtieron en el eco de las hazañas de 2.824 atletas, de 29 delegaciones, que desplegaron todo su talento. Con música, danza y muestras culturales, el Centro de Convenciones de la capital quindiana fue testigo de cómo se bajaban las cortinas de unos juegos que fueron el fiel reflejo del valor, pasión y dedicación y que dejó a Valle primero del medallero general tras sumar 407 medallas en total, 170 de oro, 151 de plata y 86 de bronce.
Los atletas, como la sinfonía final de una obra maestra, desfilaron por el escenario con sonrisas y orgullo, acompañados por Trochi y ondeando las banderas de sus departamentos, como un pincel que pinta el aire con los colores de cada región, transmitiendo valentía y esperanza. En sus ojos, como sucedió a lo largo de los días de competencia, resplandeció la luz de la superación.
Detrás de ellos, como pendientes de sus pasos hasta el final, salieron los voluntarios con la misma alegría y pasión con la que afrontaron este evento. Esos arquitectos de la solidaridad, se convirtieron en una llama adicional que iluminó, a lo largo de los Juegos, el camino de los atletas, entrenadores, espectadores y periodistas, infundiendo calidez y dedicación en cada escenario.
Las palabras para destacar la labor de los atletas, voluntarios y a la organización en general, fueron de agradecimiento, en las que resonó el esfuerzo, resiliencia y hermandad forjados en estos días de competencia. “Vivimos una fiesta de principio a fin que fue posible gracias a la unión de esfuerzos y, lo mejor, siendo fiel al slogan de los Juegos que fue impulso y motivación. Y sí, le hemos cumplido a Colombia, mejor juntos”, destacó el ministro (e) del Deporte, Camilo Iguarán.
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“Les agradecemos a ustedes, queridos para atletas, por ser ejemplo a través de su trabajo y entrega. Cada podio alcanzado, cada gota de sudor derramada son el reflejo puro del colombiano, de ese que nunca descansa hasta alcanzar la meta”, añadió en unas palabras emotivas que inundaron de aplausos el Centro de Convenciones.
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Los XXII Juegos Deportivos Nacionales y VI Juegos Paranacionales finalizan, pero quedará un legado perdurable: la siembra de bosques olímpicos tanto en Armenia como Manizales, además de un jardín de atletas en Pereira o la articulación con proyectos sociales de la comunidad para generar un espacio de redes económicas. Esas fueron algunas de las acciones de los Juegos verdes, que se sellaron con la entrega de la semilla de una planta para sembrarla por la paz, a partir de la inclusión y la igualdad.
El escenario se transformó en un lienzo donde la diversidad bailó en diferentes ritmos. Con vestimentas que hablan de diferentes regiones y culturas diversas, los atletas se entrelazaron en coreografías que narraron historias de resistencia, amor propio y victoria compartida. La antorcha, símbolo ardiente de la continuidad y la esperanza, se apagó.
La clausura de los Juegos Paranacionales, más que un adiós, es una muestra de que cuando se trabaja en equipo, cualquier objetivo es posible, además de recordar que en el escenario de la vida, cada obstáculo superado es una estrofa que añade belleza a la eterna sinfonía del espíritu humano.
*Con información de la Oficina de Prensa de los Juegos Paranacionales 2023
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