La justicia japonesa halló culpable de soborno al ex director general de la editorial Kadokawa en relación a los pagos a un alto directivo del comité organizador de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 a cambio de contratos de patrocinio.
El Tribunal de Distrito de Tokio condenó este martes a Toshiyuki Yoshihara, de 65 años, a dos años de prisión, suspendida a cuatro años de libertad condicional, por el pago de más de 69 millones de yenes (unos 440.000 euros) a Haruyuki Takahashi (79) a cambio de un trato de favor en la selección de los patrocinadores del evento.
Según el fallo judicial emitido, al que tuvo acceso la agencia japonesa de noticias Kyodo, Yoshihara "pagó una cantidad bastante alta en sobornos por motivos egoístas, como querer obtener una gran oportunidad de negocio, dejando una mancha en el torneo", puesto que era "plenamente consciente" de la ilegalidad de tal acto.
El tribunal optó por suspender la sentencia, evitando así la entrada en prisión del condenado, por haber "expresado sentimientos de culpa y remordimiento".
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Otro exempleado de la editorial fue condenado anteriormente en relación al caso, también de forma suspendida, mientras que está pendiente de celebrarse el juicio al expresidente de la editorial Tsuguhiko Kadokawa (80), también imputado en la trama y que ha negado de forma sistemática las acusaciones.
Esta última sentencia llega un día antes de que el alcalde de la ciudad japonesa de Sapporo y el Comité Olímpico Japonés (COJ) se reúnan para deliberar sobre el futuro de la candidatura de la ciudad del norte de Japón para albergarlos los JJ.OO. de Invierno de 2030.
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La promoción y el apoyo público a la candidatura japonesa se ha visto impactada por el caso de los sobornos a Tokio 2020 y se espera que el COJ anuncie la decisión de la localidad de abandonar el proyecto o postergarlo para una cita posterior.
La investigación sobre esta presunta red de sobornos saltó a la luz tras la detección de la recepción de supuestos sobornos por parte de Takahashi, la figura central de la trama, que ha negado haber recibido ningún pago fraudulento, alegando que las cuantías recibidas eran abonos por servicios de consultoría.
A los sobornos se suma el presunto amaño de las licitaciones para la organización de las competiciones test de los JJ.OO. de Tokio, eventos que se disputan unos meses antes para poner a prueba las instalaciones y al personal , y que habrían sido concedidas a una serie de empresas previamente designadas entre un grupo preferente.