El portugués José Mourinho, entrenador de la Roma, volvió a dejar este miércoles en el aire su futuro en la capital italiana, en la que aseguró va a estar hasta el lunes, sin dejar claro si continuará la próxima temporada.
"Tengo ganas de irme a casa el lunes y de jugar el domingo, que lamentablemente no puedo estar en el banquillo. Necesito vacaciones, estoy muy cansado. Hasta el lunes estaré en Roma", dijo al término del encuentro, nada más perder la final de la Liga Europa en penaltis ante el Sevilla.
El setubalense fue muy crítico con el arbitraje: "La influencia de los árbitros en nuestros partidos es una cosa a la que ya estamos acostumbrados, pero en una final europea no me lo esperaba".
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"Basta con ver la boca de Ibáñez y se entiende todo, con ver a Lamela que ha tirado un penalti y que tenía que haber sido expulsado; basta con ver que el equipo que jugó mejor en el primer tiempo es el que ha terminado con tres amarillas. Pellegrini se cae y es amarilla, Ocampos simula y no hay amarilla", señaló.
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La derrota dejó muy tocado al conjunto 'giallorosso', que llegó a Budapest con la ilusión de levantar el segundo trofeo europeo consecutivo.
"Se lo he dicho a los jugadores al final del partido, con ellos hablo siempre de manera honesta. He ganado cinco finales antes que esta y no me voy a casa menos orgulloso esta vez que en las otras cinco que he ganado. Muy orgulloso de los chicos", ponderó.
"Se lo he dicho también antes. O salimos de aquí con la copa o salimos muertos. Y salimos muertos. Los jugadores están muertos de cansancio, yo también, física y psicológicamente. Ha sido una final durísima, creo que hemos jugado casi 150 minutos porque los descuentos han sido increíbles", sentenció.
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