Por el fútbol de Marcus Rashford, por el gol y el oportunismo de Bruno Fernandes y, sobre todo, por la cabeza de Lindelof, que salvó el 1-1 bajo palos en el último tramo, el Manchester United ya siente suya la clasificación para la próxima Liga de Campeones, ganador por 1-0 sobre el Aston Villa, al que alejó hasta los nueve puntos de distancia, los mismos con los que aventaja al Tottenham, ahora quinto.
Hasta la última jugada lo rebuscó el conjunto de Unai Emery, nada que ver su apocado primer tiempo, superviviente por las paradas de Emiliano 'Dibu' Martínez, que su animosa ambición final, tampoco sin alardes, pero con la agitación que provocó en el área de David de Gea en unas cuantas ocasiones, la más clara de todas habría sido gol de no haber intervenido Lindelof al borde de la línea, con la cabeza, ante el remate de Douglas Luiz.
El central es uno de los motivos decisivos del triunfo del United, que mereció ganar más allá del sufrimiento con el que completó su victorias. Hay más. La primera parte de Casemiro, el gol de Bruno Fernandes, el único del encuentro en el minuto 39, y la cantidad de recursos ofensivos que desprende Marcus Rashford. Goleador 29 veces esta campaña, asistente en otras nueve, este domingo no añadió ninguna de esas estadísticas. Pero como si lo hiciera.
Hasta sin gol, Rashford es indispensable para este Manchester United. En su actual momento, incontestable, entre las cualidades que posee, con su desmarque preciso, su zancada desbordante y su determinación absoluta en esta temporada, es una mina para el grupo dirigido por Erik Ten Hag. Puso en jaque a la defensa del Aston Villa una y otra vez. Y fue él quien promovió el gol con el que se decidió el duelo en Old Trafford.
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No necesita apenas nada. En este caso, un simple despeje de cabeza de Casemiro en un saque largo de Emiliano 'Dibu' Martínez. Al borde de la posición legal, validada después por el VAR, fue indetectable e inalcanzable para la defensa del Aston Villa. Si quiere optar realmente a competir por equipos de tal calibre, Unai Emery aún tiene trabajo, por más que su conjunto se presentó en el Teatro de los Sueños como invencible en diez jornadas.
El espacio concedido al atacante, impropio de este nivel, increíble en una acción tan simple, fue una autopista para un hombre de la rapidez de Rashford, que se plantó en el área, cruzó su tiro con la derecha hacia el otro lado y provocó la estirada del portero campeón del mundo argentino, que alcanzó el balón, pero no del todo. Lo delató el rechace flojo que aprovechó Bruno Fernandes para remachar frente al guardameta y Álex Moreno (1-0).
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Era el minuto 38. Pero ya antes mereció tomar ventaja el United. Ahí había apuntado ya antes Rashford hasta en dos ocasiones, una fuera, otra con una sensacional parada de Martínez, al estilo salvador de Qatar 2022. También Casemiro, que estrelló un remate en el larguero. O Sabitzer que mandó a la grada una ocasión más que evidente para el gol. También reclamó dos penaltis. Cuando marcó el 1-0, no fue una sorpresa para nadie.
Ni siquiera para Unai Emery, cuyo equipo fue sobrepasado en el primer tiempo. Cuando daba sus primeros síntomas de reacción, recibió el 1-0. Fue otro más ambicioso, más expresivo, menos contemplativo, en el segundo tiempo, quizá porque el United, también con su renta en el marcador, le prestó más espacio para derribarlo al contraataque, pero, sobre todo, porque no le quedaba otra para creer en la Liga de Campeones.
No será posible. No lo parece. La culpa fue de la cabeza de Lindelof, que aplacó todas las expectativas de alcanzar el cuarto puesto del conjunto de Unai Emery.