El húngaro Kristof Milak presentó su firme candidatura al título de "rey" de los Mundiales de Budapest al imponerse este martes en la final de los 200 mariposa con un estratosférico nuevo récord del mundo de 1:50.34 minutos.
Una sensacional actuación que hizo olvidar en parte el varapalo con el que arrancó la jornada, tras conocerse la retirada del estadounidense Caeleb Dressel de las semifinales de los 100 libre por "motivos médicos".
Dressel no pudo defender el título de campeón del mundo de los 100 libre que logró en las dos últimas citas universales y, además, no podrá hacer realidad su sueño de ganar ocho medallas de oro en la capital magiar.
De hecho, en estos momentos no es segura la continuidad en el campeonato de Caeleb Dressel, que ya se había impuesto en estos Mundiales en los 50 mariposa, así como en el relevo de 4x100 libre.
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"El equipo determinará más adelante su participación en próximos eventos", señaló en una escueta declaración la directora del combinado estadounidense, Lindsay Mintenko.
Una circunstancia que pone en duda la participación de Dressel, que ya ganó seis oros y dos platas en los pasados Mundiales de Gwangju 2019, en los 100 mariposa, prueba en la que se aguardaba un espectacular duelo entre el estadounidense y el húngaro Krsitof Milak.
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Máxime tras la exhibición realizada por el magiar en la final de los 200 mariposa. Si en los Mundiales de Gwangju Kristof Milak se convirtió en el primer nadador en la historia en bajar de la barrera del 1:51 minutos, este martes el húngaro pareció, por momentos, en disposición de lograr un imposible y bajar del 1:50.
Y es que a falta del último largo, Milak transitaba 1.06 segundos por debajo de su propia plusmarca universal (1:50.73).
Sin embargo, el magiar no pudo mantener su infernal ritmo en los 50 metros finales para acabar imponiéndose con un crono de 1:50.34 minutos, 39 centésimas menos que su anterior récord del mundo.
Una marca del futuro como atestiguaron los más de tres segundos -3.03- en los que Milak aventajó a su más inmediato perseguidor, el francés Leon Marchand, otro de los nombres propios de este campeonato, que se colgó la medalla de plata con una marca de 1:53.37 minutos.
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FINKE VUELVE A IMPONER SU TERRORÍFICO FINAL
Si Milak disputó una batalla contra el crono en la final de los 200 mariposa, el estadounidense Bobby Finke se colgó la medalla de oro en los 800 libre tras un vibrante duelo con el alemán Florian Wellbrock, plata, y el ucraniano Mykhailo Romanchuk, que logró el bronce.
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Una batalla en la que, como ya ocurrió en los pasado Juegos Olímpicos de Tokio, el norteamericano impuso su terrorífico final, tras llegar a los últimos 50 metros en tercera posición y con una desventaja de más de un segundo -1.11- con el ucraniano Romanchuk.
Pero los 25.93 segundos en los que Finke completó el último largo, un tiempo más propio de un velocista que de un fondista, catapultaron al estadounidense a la primera posición con un crono final de 7:39.36 minutos, nuevo récord de América.
FINK SE TOMA LA REVANCHA EN LOS 50 BRAZA
No fue el único triunfo del equipo norteamericano, que pareció dispuesto a hacer olvidar la ausencia de Caeleb Dressel con oros y más oros, como el que logró Nic Fink en la final de los 50 braza.
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Victoria que sirvió al norteamericano, que se impuso con un tiempo de 26.45 segundos, para tomarse la revancha de lo ocurrido en los 100 braza, en los que Fink tuvo que conformarse con el bronce. Arrebató la medalla de oro al italiano Nicolò Martinenghi, campeón del hectómetro, por tan sólo 3 centésimas.
Fink contribuyó también al triunfo del equipo estadounidense en el relevo mixto de 4x100 estilos, tras superar con un tiempo de 3:38.79 minutos con absoluta claridad a Australia, plata, y los Países Bajos, que logró la medalla de bronce.
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LA CHINA YANG DA LA SORPRESA EN LOS 200 LIBRE
Si predecible, pese a la baja de última hora de Caeleb Dressel, era la victoria de los Estados Unidos en el relevo mixto, más inesperada fue la de la china Junxuan Yang en los 200 libre.
La nadodora china no desaprovechó las importantes bajas, la última la de la hongkonesa Siobhan Haughey, plata en los Juegos de Tokio, que renunció a las preliminares por una lesión, para colgarse el oro con un tiempo de 1:54.92 por delante de Mollie O'Callaghan, la nueva estrella de la velocidad australiana, y su compatriota Muhan Tang.