El capitán de la selección francesa de fútbol, Hugo Lloris, asegura que "la puesta en entredicho es constante" para los campeones y defiende un liderazgo a través del ejemplo. "A veces no hace falta hablar", explica en una entrevista a la AFP a seis días de su debut en el Mundial de Catar.
Las lesiones de algunos pesos pesados (Paul Pogba, N'Golo Kanté, Presnel Kimpembe...) rediseñan a una selección más joven. ¿Es dañina la falta de preparación antes del torneo?
"Efectivamente se han lesionado dos jugadores importantes presentes estos últimos años en el equipo. Hay futbolistas jóvenes que llegan, si están aquí es porque lo merecen. Ninguna duda de que estarán preparados para responder a la exigencia. El hecho de contar con menos tiempo de preparación no facilita necesariamente las adaptaciones, pero todos se conocen muy bien".
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Entre los 26 jugadores, hay diez campeones del mundo contándole a usted. ¿Cómo se puede aprovechar esta experiencia?
"Cada competición es diferente. No es un copia y pega. Esto va también de 'feeling', hay que enfrentarse también a nuevos retos. El talento está ahí, cero dudas. Es el estado de ánimo lo que debe permitirnos superarnos juntos".
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Va a disputar su cuarta fase final de una Copa del Mundo y va a romper varios récords (número de internacionalidades, número de capitanías en Mundial). ¿Piensa en la huella que dejará en la historia de los 'Bleus'?
"Yo me guío más por la competición y por las ganas de superar los retos, las ganas de superarme con mis compañeros, que por estas cifras, aunque sean muy importantes. Creo que lo valoraré todavía más una vez termine todo".
Usted dice a menudo que no se pone límite. Pronto cumplirá 36 años, ¿tiene en mente que quizá es su último Mundial o su última gran competición?
"Sí, hay muchas opciones de que sea mi última Copa del Mundo porque la próxima será en cuatro años. Yo solo tengo ganas de estar concentrado en este evento, aprovechar al máximo. Luego ya veremos. No he tomado ninguna decisión con respecto a todo eso. Evidentemente estoy en la última parte de mi carrera, pero es difícil proyectarse".
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El capitán de los campeones del mundo en 1998 se hizo entrenador y ahora seleccionador. ¿Podría repetirse el caso con el capitán de los campeones del mundo de 2018?
"Nunca digas nunca. Pero hoy no puedo responder a esta pregunta (sonrisa), no he pensado en ello. Me encanta el fútbol, es mi pasión. Como he dicho antes, ya veremos luego.
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A menudo es descrito como un líder 'natural'. ¿De dónde viene esto?
"Nunca me ha gustado hablar de mí. Es más fácil que los demás me juzguen por eso. Cuando se nos da esta responsabilidad de ser capitán, tenemos un deber con los demás: de ejemplaridad pero también de liderazgo. No creo que esto haya cambiado mi naturaleza. Pienso que el chico que tenía 23 años cuando se me confió el brazalete por primera vez y el hombre que soy ahora son muy diferentes, aunque conservo los mismos principios y valores. Cada uno es fiel a su naturaleza. Hay cosas que no puedo explicar, es mi 'feeling'. Pero rara vez calculo".
Cuando los 'Bleus' han estado en dificultades, como en junio y septiembre, usted ha hecho observaciones lúcidas, a veces duras. ¿Ha sentido que había que meter en cintura a algunos futbolistas?
"A este nivel, cada jugador es consciente de lo que hace bien y menos bien. El cuestionamiento es individual y permanente. Los éxitos se consiguen a través del colectivo, porque los vivimos juntos. Cuando las cosas van peor, no es culpa de uno, dos o tres jugadores. Es porque en algún lugar se han creado desequilibrios y hay que volver a lo fundamental, a lo básico, y eso es normal. No siempre se puede estar en tu mejor momento, en tu mejor nivel. Hay momentos que son un poco más complicados, y es entonces cuando necesitamos a estos líderes para encontrar soluciones para el equipo".
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¿Sigue golpeando las paredes?
"(Sonrisas) A veces puede pasar pero lo importante no es eso. Las palabras son una cosa, pero lo más importante es el esfuerzo, lo que se hace en el campo. Ahora damos mucha importancia a lo que puede pasar en el vestuario pero, sinceramente, a veces no hace falta hablar. Los jugadores son chicos responsables. Podemos sentir por momentos la importancia de un encuentro, si puede ser decisivo para nuestro futuro. En general todos sabemos la talla del evento y subimos juntos el nivel y eso se traduce en resultados positivos".
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