Ni sangrientas revueltas políticas como la que antecedió a los Juegos de México 1968, ni atentados en el mismo corazón de los Juegos, como el de Múnich 1972, ni el boicot de las grandes potencias a Moscú 1980 y a Los Ángeles 1984, ni la incompetencia organizativa que puso en peligro Atenas 2004, ni la amenaza del mosquito Zika hace cuatro años en Río 2016: nada alteró el normal discurrir de los Juegos en el calendario.
Lo único que obligó su pausa, fueron la Primera y Segunda Guerra Mundial y la pandemia del Coronavirus.
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Gol Caracol
Berlín 1916
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Las primeras Olimpiadas que se cancelaron por motivos bélicos fueron las del año 1916. El Comité Olímpico Internacional había concedido los Juegos a Berlín, en detrimento de Estocolmo. Pero el estallido, en 1914, de la Primera Guerra Mundial encendió las alarmas de los dirigentes olímpicos.
Una guerra para la que se alistó el presidente del COI, el barón francés Pierre de Coubertin, a sus 51 años. Por ello, cedió temporalmente el cargo deportivo al suizo Godefroy de Blonay, quien tenía la misión de mantener la neutralidad que el olimpismo presumía.
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El estadio preparado en Berlín para los Juegos de 1916 fue empleado, desde 1915, como hospital de campaña y Alemania tuvo otras prioridades que dejaron en el olvido sus compromisos olímpicos. El COI se rindió ante la evidente situación de conflicto.
Juegos 1940
Japón renunció a las justas deportivas en 1938, en plena segunda guerra chino-japonesa, conflicto que luego quedó enmarcado en la Segunda Guerra Mundial. El COI concedió entonces los Juegos a Helsinki. Pero en mayo de 1940, se tomó la decisión de anular las Olimpiadas de Finlandia, debido a que este país y parte de Europa padecía los ataques nazis y las retaliaciones anexionistas de la Unión Soviética.
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Pese al desarrollo imparable de la guerra, el COI mantuvo, en la medida de lo posible, sus actividades, y en su Sesión de 1939, concedió las sedes de los Juegos de 1944 a Cortina, Italia, y a la ciudad de Londres.
La esperanza de reanudar la disputa de los Juegos se mantuvo hasta 1942, año en el que fueron definitivamente cancelados. Tras la Segunda Guerra Mundial, Londres retomó la organización de los Juegos, evento deportivo que no volvió a ser interrumpido