Este domingo 20 de noviembre inicial el Mundial Qatar 2022 y todas las selecciones ya palpitan lo que será el campeonato más importante del fútbol, en un evento que llama la atención de los aficionados en todo el planeta. Ecuador es uno de los combinados que busca dejar en alto en nombre de su país y por eso, nuestro director de Noticias Caracol, Juan Roberto Vargas, habló con el técnico Gustavo Alfaro sobre qué cambios hizo para volver ganador a este equipo.
El entrenador y antiguo analista de Gol Caracol, reveló el contexto, los mensajes y el modelo de juego que le imprimió a un Ecuador, que actualmente está en la cita orbital, donde se medirá frente a Qatar, en el partido de apertura, y contra Senegal y Países Bajos.
¿Cómo lograr compenetrarse en una selección y volverla así de ganadora?
“Llegué en un momento muy complejo de la Federación de Ecuador, más que nada porque era un tiempo en el que Jordi Cruyff, entrenador designado, se va, y Antonio Cortón, su secretario técnico, se va al Betis. Hay una movida muy fuerte, en cierta parte de la dirigencia de Ecuador, que pone en duda o trata de sacar al presidente de la Federación. Entonces me toca llegar a 30 días de jugar la eliminatoria contra Argentina, en condición de visitante. Tengo 30 días para armar un equipo y sin tener el conocimiento, ni la idiosincrasia del fútbol ecuatoriano, más allá de circunstancialmente venir a jugar por Copa Libertadores con Boca Juniors. Fue algo raro en el camino cuando empecé a hablar con los jugadores más grandes, porque ellos empiezan a renunciar a la selección, entonces pensé, el camino que debo recorrer es distinto. Armar un plantel y un grupo para después terminar teniendo un equipo. Tenía que enseñar un sueño que fuese diferente, que esté por encima de los hombres y de los nombres, y la manera de hacerlo fue como si fuese una camiseta. Les mostré la camiseta de Ecuador y les dije: ¿dónde está el escudo? ¿está delante o está atrás? está delante. ¿Está a la izquierda o a la derecha? está la izquierda, justo en el corazón. Es decir que el escudo está vinculado a los sentimientos de un equipo y si el escudo está delante, el nombre está atrás, entonces quiere decir que el emblema, lo que nos representa, lo que nos define como equipo, está siempre por delante del nombre que lleva la camiseta. Nunca un hombre puede estar por encima de un emblema”.
¿Cómo recibieron ese mensaje los jugadores?
"Muy bien porque sintieron que están conectados con algo que los superaba en altitud y amplitud. Lo único que les pedía era que crean, yo no iba a cambiar la idiosincrasia, no me interesa cambiar eso porque no me corresponde. El mensaje era, si seguimos haciendo las mismas cosas, los resultados iban a seguir siendo los mismos. Si no había cosas que las teníamos que hacer de manera diferente, no las íbamos a poder cambiar”.
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¿Cómo lograr ese cambio?
"La actitud, eso no sé negocia. Eso es lo que te define. Mucha gente cree que la actitud en el fútbol es correr, tirarse al piso y sacrificarse, pero no, para mí la actitud es la capacidad que tiene un ser humano o un equipo de saber que lo que tiene en las manos les alcanza para imponerse en lo que está buscando. Yo les dije, hay que salir a jugar contra Argentina con 40 metros a nuestras espaldas y con un equipo que no tenga más de 35 metros de amplitud. Si nosotros podemos jugarle a Argentina en ese nivel, de visitante, lo podemos hacer contra cualquiera. Después me he cansado de escuchar: vamos a jugar contra la altura de Quito. No, vamos a jugar contra Ecuador, detrás de la altura de Quito hay un equipo, porque si fuese por la altura Bolivia hubiese ido a todos los mundiales. Entonces la altura es un condicionante, pero no es algo que le garantice que puede llegar a conseguir el objetivo que persigue. Había que hacer un cambio de mentalidad, en el estado ánimo y el convencimiento que tiene el jugador para saber que con lo que tenía en sus condiciones físicas y futbolísticas le alcanzaba, y después la inserción de la sangre joven, eso también fue un revulsivo importante. Yo tengo hoy la selección más joven en la historia de Ecuador que jugará una Copa del Mundo: el promedio es de 25 años. Tengo chicos de 19 y 20 años que van a jugar o que jugaron en las eliminatorias cómo el caso de Moisés Caicedo, que está en el Brighton. Él había jugado nueve partidos en Independiente del Valle. Lo puse a jugar contra Messi en Argentina y le dije: si le vas a pedir un autógrafo a Messi estamos muertos, yo quiero que le pegues una patada a Messi cuando juegue de espalda y qué le tires un caño. El chico jugó con una autoridad y se fue a Inglaterra y está consolidado, con apenas 20 años. Cuando un árbitro da el silbato, no pide el documento. Ahí es donde tienes que demostrar, de qué manera estás hecho. Yo no iba a esperar que tengan 24 años, sí veo que tienen condiciones, los tiro a la cancha y fueron un montón de chicos jóvenes cómo Piero Hincapié o Gonzalo Plata. Entendieron su lugar y los grandes también. Los experimentados comprendieron que no venían a quitarles su lugar, sino que vinieron a darles la frescura necesaria para que, en ese compendio de la conformación de un equipo, vayan confluyendo hacia el mismo lugar”.
Usted dijo que Ecuador en el Mundial no va a jugar como le jugó Argentina en las eliminatorias, ¿Qué cambios va a hacer?
“Fuimos a Estados Unidos, le dije a mis jugadores ¿Qué quieren hacer? ¿Quieren participar en la Copa del Mundo o quieren hacer la mejor Copa del Mundo en la historia de Ecuador? Si quieren participar, yo no pierdo tiempo; me voy. Igual ya estamos clasificados, vamos a jugar los tres partidos y volvemos. Si eso quieren ustedes, no cuenten conmigo. Ahora si quieren hacer la mejor Copa del mundo con su selección, tenemos que estar preparados para hacer cosas diferentes. Les dimos el trabajo de cinco meses, para optimizar el rendimiento físico. Dividimos las áreas entre técnicas, tácticas, físicas y psicológicas. El Mundial es totalmente diferente a lo que son las eliminatorias. Si vamos a jugar como jugamos las eliminatorias, lo más probable es que no tengamos chances, porque vamos a jugar contra el campeón de Asia, contra el campeón de África y contra Países Bajos, que están en el final 'four' de Europa. Ellos son equipos que son superiores a lo que somos nosotros, por algo estuvimos en el bombo número cuatro en el sorteo, si hubiésemos sido los mejores hubiéramos estado en el bombo uno o dos. Nosotros tenemos que ser difíciles para ello, tenemos que ser la piedra molesta en el zapato de ellos”.
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¿Cómo es el trabajo de equipo de Ecuador?
“Son máximas de vida que uno después las traslada a su trabajo. El primer día que llegué acá, vinieron todos los empleados y me hicieron un recorrido por las instalaciones. Les dije que obviamente los que van a marcar las diferencias e iban a conseguir la clasificación a una Copa del Mundo iban a hacer los jugadores porque son los que van a meter la pelota, pero para que eso dentro de la cancha sea el resultado de la búsqueda que uno tiene, era clave el trabajo que nosotros hiciéramos desde afuera y que para que eso lo pudiéramos conseguir, yo necesitaba el trabajo de todos ellos y que cada uno se sienta importante en el lugar donde estaba y en el trabajo que hacía. La única cosa que yo pueda hacer para cambiar el mundo en el que a mí me gustaría vivir, es tratar de que en nuestro ámbito de trabajo todos se sientan bien, que me de placer venir a trabajar. Eso no quiere decir que no hay exigencia de la inmediatez del resultado, pero no las formas, esas no sé negocian, no están en discusión”.