El futbolista brasileño, Alex dos Santos Gonçalves, que estaba retenido desde octubre en Indonesia por discrepancias con los dirigentes del club Persikabo, consiguió autorización para abandonar el país asiático y regresar al país, anunció este martes el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro.
"El futbolista Alex acaba de pasar por la inmigración en el aeropuerto de Jacarta", anunció en un mensaje en sus redes sociales el jefe de Estado, que desde el inicio de la crisis le pidió a los diplomáticos brasileños en Indonesia que le ofrecieran apoyo al jugador y viene siguiendo su caso.
Bolsonaro agregó que el exatacante de los clubes brasileños Gremio e Internacional abordó este mismo martes un vuelo con rumbo a Dubai, en donde hará escala antes de proseguir rumbo a Sao Paulo, en donde es esperado el miércoles.
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"Nuestra embajada en Indonesia lo acompañó desde el inicio de las negociaciones y ahora también en el embarque y el despegue de su vuelo", agregó el mandatario. "Bienvenido a casa", concluyó.
El futbolista de 31 años nacido en el estado de Bahía pero que surgió profesionalmente en el Gremio en 2007 estaba impedido de abandonar Indonesia, cuyas autoridades le retuvieron el pasaporte, tras haber denunciado al Persikabo ante la FIFA por violaciones de las cláusulas contractuales.
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En octubre pasado, tras denunciar al club indonesio ante la FIFA por la falta de pago de sus salarios y revelar su decisión en las redes sociales, los dirigentes del Persikabo lo demandaron por difamación y las autoridades le retuvieron el pasaporte.
La retención del documento le impidió renovar su visa de trabajo en Indonesia y fichar por el Persita Tangerang, que le ofreció contrato, así como abandonar Indonesia.
Su situación sólo comenzó a ser solucionada a comienzos de diciembre con la intervención de representantes diplomáticos brasileños en Indonesia a petición de Bolsonaro.
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Alex afirma que firmó contrato con el Persikabo en 2020 pero que el campeonato de fútbol fue paralizado por la pandemia de la covid y que el club decidió unilateralmente reducirle su salario en un 75 %, por lo que optó por denunciar el caso ante la FIFA, que aceptó sus argumentos y le exigió a los dirigentes normalizar los pagos.
Alega que los dirigentes de la entidad lo demandaron por difamación y que le advirtieron que tan sólo permitirían la devolución de su pasaporte en caso de que retirara el proceso que entabló ante la FIFA.