La familia, siempre tan importante. Clave en los inicios, fundamental con su apoyo en las malas situaciones, presente en la celebración de los logros, consejera en las decisiones trascendentales, crítica en busca de sacar nuestra mejor versión, en pocas palabras, lo son todo. Jhon Fredy Salazar, jugador de Águilas Doradas, sí que lo sabe y encontró en ellos su fórmula.
Nacido en Manizales, el 1 de abril de 1995, arrancó su carrera y sueño de convertirse en un futbolista profesional, con tan solo cuatro años, jugando en su barrio. Posteriormente, recibió la oportunidad en el club Aranjuez. Allí, dio sus primeros pasos, hasta que fue creciendo y de qué manera, hasta el punto de debutar en su amado Once Caldas, del que es hincha.
Su buen rendimiento, le permitió fichar por Independiente Santa Fe, donde logró sus primeros títulos: una Liga del fútbol colombiano, en 2016, y la Copa Suruga Bank, en el mismo año. Después, pudo vestir los colores de Jaguares de Córdoba, Deportivo Pereira, Patriotas de Boyacá y, en la actualidad, Águilas Doradas, escuadra en la que ya lleva unos cuantos años.
Arribó en 2020 a la institución antioqueña y, desde entonces, ya son 130 juegos disputados, con 16 goles (el más reciente este miércoles 20 de septiembre, en el 2-2 frente a América de Cali, en la Liga II-2023) y 12 asistencias, convirtiéndose en un verdadero referente del equipo. La afición lo adora y con justa razón, ya que jamás niega ni una sola gota de sudor.
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Pero esto no ha sido nada fácil y los frutos que ahora ve, son producto de años de esfuerzo, dedicación y, en especial, del apoyo incondicional de sus padres, esposa y familia en general. Así se lo contró Jhon Fredy Salazar, en entrevista con Gol Caracol, para la sección 'Figuras del fútbol colombiano'. Una historia donde se mezcla el amor, el fútbol y la vida personal.
¿Cómo analiza el arranque de este semestre?
"Empezamos muy tranquilos y contentos, gracias al momento que estamos pasando. Creo que estar en esa parte alta de la tabla de posiciones es un objetivo que siempre tenemos, pero este equipo no tiene techo y, ahora, estamos apuntando a clasificar a las finales para seguir en la pelea y, posteriormente, quedar campeones de la Liga con la ayuda de Dios".
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Justamente, hablando de los cuadrangulares, ¿Qué experiencia quedó de lo vivido en el anterior torneo?
"Ya gemos estado ahí dos veces y espero que la tercera sea la vencida. Hemos aprendido de a poco lo que nos ha pasado, además de contar con esa suerte que uno necesita para ser campeón y con la llegada del 'profe' César Farías se encontró mucho equilibrio. Tenemos gol, guardamos el cero y nos hacemos fuertes en defensa. Tenemos solidez y equilibrio".
Leonel Álvarez, Lucas González y, ahora, César Farías, ¿Cuál ha sido el común de esos procesos?
"Esto lleva casi tres o cuatro años, de la mano de diferentes cuerpos técnicos, empezando, como bien dice, con el profesor Leonel Álvarez, después el entrenador Lucas González y, ahora, con el 'profe' César Farías. Se formó un equipo equilibrado y con una identidad clara, que es proponer en cualquier cancha, demostrando que somos fuertes en todo lugar".
Ya son tres años en Águilas Doradas, ¿Cómo lo ha vivido?
"Contento por el presente y los torneos anteriores, que también han sido positivos. Hay un crecimiento grande, tanto en lo personal como en lo deportivo. Agredecido con la institución por esta oportunidad, de cumplir mi sueño y de responder a esa confianza que le dan a uno. Feliz por todo, dándole gracias a Dios y a la familia de mantener viva esa ilusión".
A propósito de ese apoyo externo, ¿Qué le dice la afición?
"Se siente mucho el cariño de la gente, que siempre anda pendiente del equipo y ahorita, en todo lugar, se escucha más el nombre de Águilas Doradas, al que relacionan con el buen fútbol. Es bueno eso porque tenemos un grupo sano, humilde y con objetivos demasiado claros y buenos. Dios quiera y quedemos campeones para darle una alegría la hinchada".
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Y por otro lado, ¿La familia?
"Lo son todo. Mi hijo, esposa, madre, en fin, son quienes están 24/7 con uno, en las buenas y en las malas, apoyando cada momento. Es bueno tener ese equilibrio entre lo deportivo y la familia. Además, también tengo a mi mamá, mi hermana y mis abuelos, que viven pendientes de cada juego, no se los pierden. Contento y espero seguir por este gran camino".
¿Cómo lo vive doña Luz Mery, su mamá?
"Es algo bonito; es un sueño que tenía desde niño. Lo hablo con mi esposa y mi mamá y a veces no lo creo. Mis padres, en los inicios, fueron fundamentales. Siempre encontré apoyo en ellos, desde que era pequeño, viajando conmigo, iban a las diferentes canchas y se dieron cuenta de que era mi sueño. Quería ser jugador profesional y gracias a Dios se fue dando".
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¿Qué recuerdos tiene de esos inicios?
"Todo empezó en el club Aranjuez, donde se me fue abriendo el camino, fui dando pasos y se terminó haciendo realidad. Creo que muchos jóvenes lo soñamos, pero pocos lo conseguimos. Siempre tuve claro lo que quería. Empecé a los cuatro años, jugando en mi barrio. No me veía en otra cosa, siempre enfocado en el fútbol y con mis papás se nos fue dando".
¿En algún punto lo vio un poco complicado?
"No sé si complicado, pero cuando uno está estudiando, se dificultan un poco las cosas porque los entrenos nos tocaban en la mañana, tipo 5:00 a.m., entonces de ahí salía para el colegio y no podía ir toda la jornada, pero conté con el apoyo de mi mamá, mi papá, ayudándome con ese tema. Siempre creyeron en mí, me la creí y esa fue la clave para alcanzar todo".
¿Cuál ha sido esa palabra que más lo marcó, por parte de ellos?
"Son muchas cosas que vienen desde casa, así que decir una palabra puntual no alcanza. Ahora, mis padres siempre me inculcaron el respeto y la dedicación. Una frase que mi padre dejó, antes de fallecer, fue 'échese a todo equipo al hombro' y que de lo mejor de mí. Eso es algo que me sigue motivando y trabajo, día a día, por mi familia, mis sueños y todos".
¿Cómo se dio su debut a nivel profesional?
"Esto es de altibajos, hay momentos buenos y otros no tanto, pero recuerdo que mi debut en Once Caldas fue bonito, ya que era la materialización del sueño que tenía y más que siempre he sido hincha del 'blanco blanco', el club del mi ciudad, el equipo que desde pequeño iba con mi papá y mi tía al estadio a verlo jugar. Eso fue alimentando la ilusión del fútbol".
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En este camino, ¿Tiene algún pico alto y 'espinita' por sacarse?
"Lo de Santa Fe fue bueno, con mi primer título; pero no puedo desconocer que lo que estoy viviendo con Águilas Doradas es bonito y tal vez lo mejor que he vivido, tanto por los números como por la regularidad. Hay confianza. Y la 'espinita' que no la veo tanto como eso, sino como un sueño, es quedar campeón con Once Caldas. Soy hincha y quiero conseguirlo".
Entre esos sueños, ¿Qué otros hay en mente?
"De entrada, el de todo jugador, que es llegar a la Selección Colombia y sigo trabajando por y para eso. Lo doy todo, lucho y espero conseguirlo. Eso lo tengo en mente y, de la mano de mis padres, mi esposa, mi familia en general, y Dios, miraré qué hacer para que se pueda dar. Además, pegar el salto y jugar en Europa, en otro fútbol, en el exterior, sería bueno".
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