Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Rafael Robayo construyó una carrera extensa y reconocida en el fútbol colombiano de 20 años, incluyendo un par de experiencias internacionales. Fueron más de 450 partidos los que jugó el volante bogotano, con dos títulos de Liga, uno con Millonarios en 2012 y otro con Deportes Tolima, en 2018.
Sin embargo, para llegar al profesionalismo y lograr trascender tuvo que luchar hasta más no decir y tocar varias puertas, incluso lejos de su ciudad natal, como le tocó en sus inicios en Nacional.
Y precisamente de ese episodio vivido en el verde de Antioquia habló Robayo Marroquín, quien en la actualidad tiene una próspera academia de fútbol en la capital y trabaja en proyectos sociales y deportivos en la Alcaldía de Fontibón. Lo hizo como invitado en el 'Anecdotario', de Gol Caracol, y dejó picantes declaraciones.
En el año 2002, al bogotano lo observó en un partido preliminar jugado en El Campín el técnico Luis Fernando Montoya, quien lo contactó y lo llevó a Nacional, en donde mientras el 'campeón de la vida' estuvo todo marchó por buen cause, pero cuando se fue las cosas cambiaron, nada fue color de rosa.
Publicidad
"Terminé llegando allá, tuve un tiempo en el club, pude madurar, el primer año fue junto a una persona como el profesor Montoya que fue mi papá en el fútbol, me enseñó a ser persona en ese ambiente deportivo, porque él siendo paisa no priorizó la región, sino la persona y el talento, así me dio un lugar allá", expresó inicialmente 'Rafa', quien también registró pasos por la MLS y por divisiones regionales del fútbol español.
De esa experiencia en Nacional, el ídolo de la hinchada de Millonarios siguió entregando detalles. "El segundo año fue diferente, sentí el regionalismo cuando el 'profe' Montoya ya no estaba, llegó Alexis García con su grupo de trabajo, se vivió un año más duro, no tenía mis mismas posibilidades de jugar en mi propia categoría, mucho menos en el equipo profesional. Entrenaba con ellos porque tenía contrato".
Publicidad
Pese a pasar por esas circunstancias, el proceso de salida del equipo antioqueño resultó complejo y se llevó un tiempo prudencial.
"Nacional me tenía valorado alto si se quiere, no tenía la oportunidad de sumar minutos, salió una opción para ir a jugar en Bogotá FC de la B, pero fue mucho para ellos lo que pidieron hasta por un préstamo. No me querían además entregar el paz y salvo y la carta de libertad. Yo viajé a Medellín, le dije a Víctor Marulanda (directivo en ese entonces) que era muy difícil sin jugar, que no podía mostrarme y fue él quien me ayudó a salir, me hizo la carta que debía presentar y al final, pude irme", agregó Robayo.
La revancha de Rafael Robayo con Nacional
Finalmente el bogotano siguió su camino y mantuvo vigente ese sueño de ser futbolista profesional. Llevado por Luis Fernando Montoya también partió a Manizales para buscar su oportunidad en Once Caldas, pero en el medio sucedió el atentado al entrenador, en diciembre de 2004, que lo dejó postrado en una silla de ruedas.
Publicidad
Al final, luego de un arduo trabajo, en 2005 llegó su oportunidad en Millonarios, que se convirtió en el equipo de sus amores y en el que estuvo por largo tiempo en dos etapas, una hasta 2011 y la otra de 2012 a 2016.
"El fresquito llegó cuando marqué mi primer gol con Millonarios y fue a Nacional en Medellín, fue el del empate. Con todo el respeto, dije que ellos pudieron tener un jugador que pudo haberles marcado diferencia y no quisieron, pues ahora voy a estar del otro lado y voy a hacerles la vida imposible", recordó el volante.
Publicidad
Pero una de las mayores satisfacciones y logros de Robayo en su carrera se dio jugando para Tolima, en la definición del título de la Liga I 2018 precisamente contra Nacional.
"Después del partido de ida que perdimos 1 a 0 en Ibagué, ese tema de que ellos se sintieran ganadores sin jugar la vuelta y el tema espiritual que vivimos nosotros, al final nos fortaleció. Y desde que llegamos a Medellín en las entrevistas nos hablaron mucho de que ellos ya tenían el 50 por ciento del título, decían que estaba lista su celebración, nos veían derrotados. Ya en el partido las familias de los jugadores de ellos estaban con las camisetas de campeón en zona mixta, y tuvieron ver que les empatamos en el último minuto, con gol de Banguero. Se tuvieron que devolver a la tribuna. Nosotros nunca nos dimos por muertos y al final celebramos ese título allá. Fue un descanso, un deshogo para todos", finalizó.