Nuevamente, el fútbol colombiano se ve empañado por la violencia, por uno de esos bárbaros que se viste con la camiseta de un equipo y desfoga todo en un estadio, vestido con una camiseta de un equipo y así comete actos que solamente producen vergüenza. Eso fue lo que sucedió en el partido de este domingo cuando ni siquiera se había movido el balón entre Deportes Tolima y Millonarios. Un bárbaro de esos, saltó a la cancha y le metió un golpe, por la espalda (a lo cobarde) a Daniel Cataño, jugador de los azules de Bogotá y con pasado en el cuadro tolimense.
Un horror, por donde se le mire. Reprochable y más. Luego de unos minutos de dicha agresión, el árbitro Wilmar Roldán decidió no jugar más, no sin antes escuchar unas acertadas palabras de David Macalister Silva, capitán de Millonarios, y también de Julián Quiñones, su par del Tolima.
Hasta ahí todo bien. Sin embargo, lo que sorprendió fueron unas palabras de César Camargo, el hijo de don Gabriel y ahora presidente del club 'vinotinto y oro'. "Hay algo impresentable y es que un equipo se retire, eso no tiene presentación. Es un boicot al juego y al deporte y se deben tomar medidas; Millonarios no puede presionarnos así. Hay un hecho que sucedió y el otro equipo se retiró", le dijo Camargo a 'Win Sports'.
Y sí, el nuevo dueño del Tolima quería jugar, quería los tres puntos, criticó a los jugadores de los 'embajadores' e hizo un auténtico papelón. Luego de esa agresión a Cataño no había más que hacer, irse al camerino, 'llorar' porque se manchó el balón y nada más.
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¿Qué quería don César? Este domingo le pasó a los futbolistas de Millonarios, mañana bien podría suceder a uno de sus empleados. Un papelón de dirigente desde todo punto de vista.
César Camargo, ni ningún directivo en Colombia, puede salir a justificar a los violentos, que enlodan el espectáculo futbolero aún más. Claro, Tolima no es culpable de que un tipo vaya al estadio a hacer maldades, a cometer actos reprochables; pero con esto no se puede cohabitar más, ni se puede justificar de ninguna manera lo sucedido.
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Ya ahora, lo que se espera es mano dura contra el individuo, cobarde por demás, que dañó el espectáculo futbolero, porque yo sí esperaba un buen partido entre dos buenos equipos como Tolima y Millonarios, estaba al frente del televisor esperando uno de los clásicos de la fecha en Colombia. Y no, no se pudo. Lamentable, pero aún más lamentable que César Camargo saliera a decir esas palabras, fuera de lugar y hasta más.