Volver, volver. Volver…Dice la canción, a tus brazos otra vez. Me abraza ese sentimiento de hincha, sí porque antes de periodista, fui como uno de los mortales aficionados que asistía al estadio. Recuerdo esa primera vez que mi primo Guillermo Giraldo, por allá en los años 80, me llevó a un partido para ver esos colores rojo y negro del querido Cúcuta Deportivo : fue contra Junior y ganamos 2-1, con goles de Amarilla y “el negro” Ibáñez.
Desde entonces recuerdo que he estado más en las malas que en las buenas, acompañándolo en la A, en la B, en cualquier plaza donde se presentara.
Y también recuerdo que con estos colores se han beneficiado muchos dirigentes, políticos y una cantidad de personas que se llenaron los bolsillos y que de alguna manera lo vieron como un vehículo para sus intereses. Mientras tanto, nosotros lo veíamos como ese pedazo de tierra que representa una región golpeada y abandonada por muchos años por los Gobiernos de turno, nos veían más como parte de Venezuela, y no, como esa puerta de entrada de comercio e intercambio cultural.
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A dónde quiero llegar con esta introducción: a que, si bien vuelve ese llamado sentimiento, yo lo recibo, claro con alegría, pero también con mis dudas que nacen de varios aspectos.
Si bien la Superintendencia de Sociedades fue muy clara que no quiere y que no debe aparecer José Augusto Cadena en la junta administrativa de la Sociedad; él con el 64% es el máximo accionista y que de seguro colocará condiciones a esos administradores, llámese presidente.
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Se menciona, que Eduardo Silva Meluk, quien fuera Presidente de Millonarios y el Medellín con buena gestión deportiva y administrativa, sería el nuevo máximo dirigente del club, pero no me alcanzo a imaginar al señor Silva Meluk haciendo caso a todo lo que diga Cadena.
Lo más probable es que el equipo tenga un nuevo comienzo y sería en la categoría B, en un torneo que ya se desarrolla, que durará todo el año y que por ahora cuenta con 15 equipos. Lo menos traumático sería que el Cúcuta ingresara al Torneo Betplay.
Ahí, hay que recordar que el equipo cuando perdió el reconocimiento deportivo y luego fue desafiliado a la Dimayor, por la liquidación, no estaba en tema de descenso, pero digamos que aceptamos esa situación, justamente por todo ese desorden administrativo que terminó llevando a tal caso.
Ahora hay un equipo entrenando bajo las órdenes de Aquivaldo Mosquera, que deberá llegar en algún momento a la ciudad y que aspiro tenga el recibimiento y el respaldo de la hinchada que sabe que los jugadores, entrenadores son los que menos culpa tienen de esta complicada etapa de resurgimiento.
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La ciudad necesita al equipo, el hincha necesita volver, volver, volver a sus brazos otra vez, pero que todo sea una historia diferente que los directivos nuevos entiendan que tienen la oportunidad de oro para hacer del Cúcuta Deportivo, un verdadero símbolo que represente el sentimiento de una sufrida afición.
Por Jhonsson Rojas/Periodista de Caracol Sports y Gol Caracol
En Twitter: @jhonsson_rojas.
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