Anderson Plata, cómo nos cambia la vida: de las dudas, a ser figura del Tolima

Este miércoles se jugará la ida de la final de la Liga I 2022 del fútbol profesional colombiano entre Atlético Nacional y Deportes Tolima, en el estadio Atanasio Girardot, de la ciudad de Medellín. Y al darle un vistazo a las nóminas se encuentran figuras como Dorlan Pabón, Giovanni Moreno, Andrés 'el Rifle' Andrade o Sebastián Gómez, por el lado de los 'verdolagas'; y Andrés Ibargüen, Michael Rangel o Jeison Lucumí. Todos cuentan con calidad y cualidades dignas de elogiar.Sin embargo, el jugador para tener en cuenta y de mejor momento para afrontar la final es Anderson Plata, el hombre de la velocidad, con alto poder de desequilibrio, que encara, va al frente, complica a los defensores rivales y es fundamental en el esquema que maneja el técnico Hernán Torres en el equipo vinotinto y oro.Para el delantero guajiro, de 31 años, terminaron las dudas, se llenó y lo llenaron de confianza tras su paso por Atlético Paranaense, de Brasil, en 2018 y 2019 y ahora es figura, de los futbolistas más destacados del balompié profesional de nuestro país y una de las 'amenazas' latentes para los defensas de los verdes de Antioquia.Creo que el Plata de hoy alcanzó la madurez, es mucho más del que se vio jugando para Santa Fe, en donde estuvo entre 2016 y 2018, porque toma mejores decisiones y seguro se creyó el cuento, con fe y perseverancia mejoró en todo sentido. Además de correr y correr, ahora tiene inteligencia de juego con 14 partidos jugados en Liga, 4 asistencias y 5 goles.Cómo nos cambia la vida. De ser criticado en muchos momentos, ahora Anderson Plata es reconocido y elogiado por la prensa nacional. Bien podría ser el hombre de la final, porque Nacional por más estrellas que tiene en su plantilla; no hay uno con la regularidad del extremo del Tolima.P. D.: Recuerdo que Anderson Plata jugando con Millonarios en 2016 generaba la ira entre los siempre exigentes hinchas del equipo azul de Bogotá. No lo podían ni ver, en las tribunas se levantaban de su puesto cuando el guajiro arrancaba a velocidad pura con el balón en sus pies, llegaba al área contraria y terminaba o fallando claras opciones de gol o haciendo pases impensados. De la emoción a las rechiflas, en segundos. Ahora con su brillo en Tolima, es una muestra más que siempre existen opciones de mejorar, de crecer personal y profesionalmente.