El camerunés Francis Ngannou retuvo el título del peso pesado por decisión unánime ante el campeón interino francés Ciryl Gane, en el evento UFC 270 que se disputó en la ciudad de Anaheim, situada en el estado de California, Estados Unidos.
Ngannou sorprendió a Gane y demostró ser más que un peleador de un solo golpe. Si bien los misiles que tiene por manos el camerunés le han hecho llegar hasta la cima de la UFC (de sus 17 victorias 13 han sido por nocaout) demostró atesorar algo más que poder en su arsenal.
Por su parte, Gane, con una plasticidad anormal para esta categoría, lideró el comienzo de la contienda por las salidas laterales, una gran variedad de recursos y el golpeo en distintos planos. Ngannou, en contraposición, sorprendió con la lucha, la presión contra la reja y su juego de suelo.
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Así las cosas, Ngannou sorprendió a su rival y dominó el combate, mitigando el talento de su contrincante a ras de lona.
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Gane, derribado por primera vez en su carrera, lejos de asustarse aceptó la invitación y se atrevió a enredarse en el suelo con el campeón, incluso pudo colocar una llave de talón a un impertérrito Francis Ngannou. El tamaño del camerunés jugó a su favor. Sumó más tiempo de control sobre el francés en el suelo y eso acabó por decantar la decisión.
Los jueces dieron como ganador en las cartulinas (48-47, 48-47 y 49-46) a Ngannou, que defendió con éxito por primera vez el cetro de peso pesado de la UFC. El camerunés suma su sexta victoria consecutiva; no cae derrotado desde 2018.
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