No hubo tregua, ni un instante, al borde del precipicio en la 'Premier League', ni para el Leicester ni para el Everton, enfrentados en un partido trepidante, al límite, conscientes de que el margen de error ya no existe, sin términos medios, con 38 tiros entre los dos y con un 2-2 que deja todo como está con una jornada menos, tras una vorágine que incluyó la grave lesión del visitante Seamus Coleman.
A falta de tan solo cuatro partidos ya, el conjunto de Liverpool está en descenso, a dos puntos de la permanencia. El Leicester está fuera, pero al filo de un resbalón. Tiene dos puntos más que el antepenúltimo: el Forest. Nadie ganó este lunes, aunque ambos pudieron hacerlo, tanto el bloque local, que falló un penalti con 2-1 a su favor, estrelló un balón en el larguero y enlazó su tercera semana sin ganar, como el visitante, que aún lamenta la colección de paradas con la que le frustró el portero Daniel Iversen. Del 0-1 se pasó al 2-1 y al 2-2.
El duelo desbordó pasión. Y urgencia. Una carrera alocada, tensa, intensa, por ganar sea como sea. No le queda otra al Everton, entre la pesadilla incesante que supone el riesgo del descenso en sus últimos tiempos. Lo bordeó el pasado curso. Lo percibe demasiado nítido ahora. No ha ganado ninguno de sus últimos siete choques. Un triunfo en 11 jornadas. Como visitante, la racha es descorazonadora: 13 duelos sin vencer. Desde octubre.
Con todo ese lastre, el Everton salió a ganar en el estadio King Power, golpeó primero, con el 0-1 en el minuto 16 de Dominic Calvert-Lewin a través de un penalti. El empujón de Timothy Castagne sobre el goleador no admitió duda para el árbitro, Michael Oliver. El lanzamiento tampoco. Un impulso que no lo fue tanto para su equipo, remontado después.
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Seis minutos después, mientras toma rumbo al Atlético de Madrid, su próximo club salvo giro imprevisto de los acontecimientos, Soyuncu aportó el 1-1 para el Leicester, con un remate dentro del área. Suplente toda la Premier, con la finalización de su contrato a la vista, el central turco repitió como titular por cuarta jornada seguida. Lo necesita su equipo.
Sobrepasada la media hora, Vardy anotó el 2-1. Su desmarque, su regate al portero, su definición concentraron todas las virtudes del delantero, sin opción para Pickford, que sostuvo después a su equipo, allá por el minuto 52 del primer tiempo, alargado hasta entonces y más allá por la fea lesión sufrida por su compañero Coleman. Su rodilla derecha tiene mala pinta. Fue inmovilizado, retirado en camilla y reemplazado, tras una entrada.
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Aún en el añadido del primer tiempo, el Leicester dispuso de un penalti, por una mano incuestionable de Michael Keane. Lo lanzó Maddison. Y lo falló. No fue una gran parada del portero, al que le bastó con no moverse del sitio, del centro, para frustrar el horrible lanzamiento del jugador local, tan dotado para el golpeo a balón parado.
Una concesión inasumible en encuentros tan al límite, entre los vaivenes del duelo, quizá con mejor despliegue siempre del Leicester, pero al filo siempre del gol en contra también: en el minuto 55, Iwobi remachó con la derecha un rechace dentro del área. Ahí ya no alcanzó Iversen, impresionante aún en otra parada a Doucouré que parecía el 2-3 y uno de los mejores de su equipo, fuera de un descenso que, por ahora, pone el nombre del Everton en la segunda categoría. Tiene cuatro jornadas para escapar de ahí.
Ficha técnica:
Leicester: Iversen; Castagne, Faes, Soyuncu, Luke Thomas (Kristiansen, m. 88); Soumaré, Ndidi (Daka, m. 62); Maddison, Tielemans, Barnes (Praet, m. 88); Vardy.
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Everton: Pickford; Coleman (Patterson, m. 50+), Michael Keane, Tarkowski, Mykolenko; Garner, Idrissa Gueye Gana; Iwobi, Doucouré, McNeill; Calvert-Lewin.
Goles: 0-1, m. 16: Calvert-Lewin, de penalti. 1-1, m. 22: Soyuncu. 2-1, m. 33: Vardy. 2-2, m. 55: Iwobi.
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Árbitro: Michael Oliver. Amonestó con tarjeta amarilla a los locales Soumaré (m. 44), Thomas (m. 53) y Maddison (m. 89) y al visitante Idrissa Gueye Gana (m. 56).
Incidencias: partido correspondiente a la trigésimo cuarta jornada de la 'Premier League', disputado en el estadio King Power ante unos 32.000 espectadores.