La República Checa no oculta su malestar por tener que celebrar los cuartos de final de la Eurocopa frente a Dinamarca en el lejano AzerbaIyán, solo para cumplir así el sueño del expresidente de la UEFA Michel Platini de celebrar el 60 aniversario de la Eurocopa por todo lo alto y en una decena de países.
Los centroeuropeos pisarán por primera vez hoy el césped del Estadio Olímpico de Bakú a las 15.00 GMT, en víspera del partido mañana, en un duelo cuyo sede ha sido criticada repetidamente por los jugadores y el cuerpo técnico.
Tras vencer a Países Bajos, lo que supuso la clasificación para cuartos, el ariete checo Patrick Schick arremetió contra esta decisión del la asociación de fútbol europea.
Sobre el cruce contra Dinamarca en Bakú, capital de Azerbaján, Schick dijo que era una "locura".
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"Esto vuelos son una locura. No sé quién pensó esto", afirmó el delantero, citado por la prensa local.
"Voy a hablar en nombre de todos: jugar unos cuartos de final de la Eurocopa entre la República Checa y Dinamarca en un país asiático es desafortunado. No tienen ningún sentido", arremetió antes de partir el centrocampista Michal Sadilek.
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Se espera además que la temperatura en Bakú alcance mañana los 35 grados, en un estadio en el que faltarán los vítores de la hinchada checa, muy numerosa en los octavos contra Países Bajos, jugados en el Puskás Aréna de Budapest.