Dinamarca y País de Gales, territorios que juntos no alcanzan los 10 millones de habitantes, se presenta con más ilusión que exigencia al duelo de octavos de final de la Eurocopa, que disputarán este sábado en el Johan Cryuff Arena de Amsterdam.
Las selecciones de esos dos pequeños países, con una población de 5,8 millones de personas el nórdico y de 3,1 millones el británico, no están entre las favoritas del torneo. Pero tienen el referente de la Eurocopa de 1992 que, contra todo pronóstico, ganó precisamente Dinamarca.
Pese a aquel registro, los daneses se presentan en los cruces por primera vez en un torneo continental en 17 años.
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Y lo hacen llenos de confianza, después de vivir un carrusel de emociones provocado marcado por el desvanecimiento sufrido por Christian Eriksen sobre el césped en el primer partido contra Finlandia (0-1), constado en una magnífica primera parte contra Bélgica en segunda derrota (1-2) y coronado con una memorable victoria frente a Rusia (1-4).
La unión del equipo que dirige Kasper Hjulmand para superar el golpe de perder a su estrella en circunstancias tan duras se ha trasladado al campo con actuaciones sobresalientes, con los jugadores extramotivados por el apoyo del público de Copenhague.
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Pero la "Dinamita roja" también ha convencido con su juego. Es el equipo que más tira a portería (61) y el quinto con más posesión (57,3 %). Y con la goleada a Rusia ha encontrado el camino a la red.
El cambio a una línea de cinco y la explosión del jovencísimo Damsgaard, que hace de Eriksen pero arrancando desde el costado izquierdo, han funcionado muy bien. Y todo junto hace que Dinamarca se crea que puede llegar lejos en este torneo.
En su primera prueba lejos de casa, Dinamarca no estará sola. Al menos 3.854 hinchas "rojiblancos" viajarán a Amsterdam para ver el partido para ver a los nórdicos medirse contra País de Gales, que está reviviendo el sueño de 2016, cuando se convirtió en la gran revelación de la pasada Eurocopa y se plantó en las semifinales.
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Su resiliencia ante Suiza y la conexión entre sus grandes estrellas, Gareth Bale y Aaron Ramsey, sin olvidar la tremenda disciplina defensiva del bloque, le han hecho progresar hasta estos octavos con empate ante los helvéticos (1-1), una victoria ante Turquía (0-2) y una derrota ante Italia (1-0).
El equipo del técnico interino Rob Page tiene sus limitaciones y sus virtudes. Lo sabe y saca partido de todo ello. Es consciente que su futuro pasa por el conjunto en labores de contención para frenar a Dinamarca y por encontrar de nuevo la sociedad Bale-Ramsey y aprovechar el vértigo de Daniel James.
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Bale y Ramsey deben ser los que marquen al rumbo, por experiencia y calidad. El madridista -cedido este año en el Tottenham- es el faro natural del equipo. "Es un jugador especial. Es un gran líder para todos nosotros en el grupo", aseguró el defensa Joe Rodon.
Page mantendrá el bloque que le ha conducido al Johan Cruyff Arena, donde no podrá contar con el defensa del Chelsea Ethan Ampadu, expulsado en el Olímpico de Roma ante Italia.
Los galeses conocen bien el potencial de Dinamarca. En 2018 se encontraron en el mismo grupo de la Liga de Naciones y perdieron por 2-0 en Aarhus con doblete de Christian Eriksen -ausente por su problema cardiaco en el primer partido de la Euro- y por 1-2 en Cardiff con dianas de Nicolai Jorgensen, Martin Braithwaite y Gareth Bale.
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El ganador del duelo será rival de Países Bajos o República Checa en el partido de cuartos de final que se celebrará el próximo 3 de julio en Baku (Azerbaiyán).
- Alineaciones probables:
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Gales: Ward; Connor Roberts, Mepham, Rodon, Ben Davies; Morrell, Allen; Bale, Ramsey, James, Moore.
Seleccionador: Rob Page (GAL).
Dinamarca: Schmeichel; Wass, Kjær, Christensen, Vestergaard, Maehle; Delaney, Højbjerg; Braithwaite, Poulsen, Damsgaard.
Seleccionador: Kasper Hjulmand (DIN).
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Estadio: Johan Cruyff Arena de Ámsterdam.
Árbitro: Daniel Siebert (ALE)