La selección de fútbol de Estados Unidos se marchó del Mundial de Qatar en octavos y con motivos para el optimismo al ver cómo ha dado gran rendimiento una elenco con muchos jugadores de 25 años o menos que en el 2026 deberá defender al país en la edición que este albergará junto a México y Canadá.
La cita en tierras asiáticas llegaba pues como un buen termómetro para calibrar la madurez futbolística del combinado que entrena Gregg Berhalter, más si se tiene en cuenta el 'fracaso' que supuso no lograr la clasificación para Rusia 2018 en el único de los últimos nueve mundiales en el que no han estado.
El equipo comenzó su participación empatando a uno ante Gales después de que Gareth Bale, atractivo mediático de la MLS defendiendo los colores de Los Ángeles FC, igualase de penalti en el tramo final el gol anotado por Timothy Weah. Posteriormente se firmó una meritoria igualada ante la potente Inglaterra (0-0) y un triunfo por 0-1 ante Irán con tanto de Pulisic.
De esta manera se alcanzaron los octavos sin conocer la derrota, con los Países Bajos como rival. Los dos tantos anotados por el conjunto europeo antes del descanso, especialmente el de Blind en los instantes decisivos de la primera parte, hicieron demasiado daño. Wright recortó distancias en el 76 pero Dumfries terminó por sentenciar en el 81.
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Ahora los norteamericanos deberán evaluar lo hecho en Qatar con el objetivo de mejorar y hacer una buena presentación cuando sean anfitriones de la Copa del Mundo 2026. Un equipo joven que llegará con el recorrido hecho en la cita orbital en la cita árabe como bagaje y experiencia. El factor de ser locales podrá generar dos panoramas: una motivación extra o la presión de dejar una buena imagen frente a su población y fanaticada.