Cuando Rymma Filimoshkina practicaba lanzamiento de martillo en Mariupol al comienzo de la guerra en Ucrania, sus vecinos pensaron que estaba lanzando una bomba.
Pero su "arma" no causó ninguna destrucción: solo permitió que esta mujer de 33 años ganara una medalla de oro en los Juegos Sordolímpicos, que finalizan el domingo en Caxias do Sul, en el sur de Brasil. A 11.000 km del conflicto que asola su país, los atletas ucranianos son un éxito.
A dos días del final de la competición, estaban muy por delante del medallero, con 116 preseas, más del doble que los segundos, los estadounidenses.
"Aquí mostramos al mundo que existimos, que somos un país poderoso, independiente y democrático", dijo a 'AFP' Valerii Sushkevych, presidente del Comité Paralímpico de Ucrania, presente en Caxias do Sul.
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"Un soldado nos llamó y dijo: 'entre las batallas, los apoyamos en la televisión. Vuestro espíritu de lucha es muy importante para nosotros'", dijo.
Deseo de paz
Estos notables desempeños de Ucrania en los deportes para discapacitados no son nuevos.
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El país terminó sexto en el medallero de los Juegos Paralímpicos de Verano de Tokio 2020 y segundo en los de Invierno, que tuvieron lugar en Pekín a principios de marzo, poco después de la invasión rusa.
La receta de este éxito: un "sistema vigente desde hace 25 años", con escuelas especializadas en cada región y actividades deportivas para niños con discapacidad desde edades tempranas, explica Sushkevych.
En Brasil, los ucranianos con pérdida auditiva están en la cima mundial tras haber terminado segundos en las últimas tres ediciones, justamente por detrás de Rusia, excluida ahora de todas las competiciones internacionales.
"Dedico estas medallas a Ucrania, estoy orgulloso de representar a mi país", dice en lenguaje de signos Dmytro Levin, de 24 años, natural de Jarkiv, sonriente con sus tres medallas (dos de oro y una de bronce) ganadas en pruebas de orientación.
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"Estoy feliz de haber ganado esta medalla para Ucrania. Pero todo lo que quiero de verdad es paz", dijo Sofia Chernomorova, de solo 15 años, medallista de bronce en bádminton.
Temblores
Filimoshkina aún recuerda los temblores que se sentían con cada explosión de bombas en Mariupol, la ciudad más golpeada por la guerra en Ucrania.
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"Muchos sordos murieron porque no escucharon las sirenas y salieron a destiempo", lamenta.
En lanzamiento de martillo, las ucranianas lograron el doblete: la medalla de plata fue para Julia Kysylova, de 25 años, quien durante mucho tiempo creyó que nunca podría participar en los Juegos.
"Cuando estalló la guerra era imposible entrenar. Estuve un mes encerrada en casa", cuenta la joven de Nova Kajovka, en la región de Jersón, una de las más afectadas por el conflicto.
Finalmente, logró huir de Ucrania para unirse a su entrenador en España, dejando atrás a su esposo.
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"Fue un milagro poder cruzar la frontera, el viaje tomó más de dos días", relata.
"Después de los Juegos me gustaría volver a Ucrania para encontrar a mi marido, pero no sé si será posible", agrega.
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