Veintiocho ediciones de los Juegos Olímpicos y 125 años de historia dan para muchas anécdotas. Algunas resultan tan insólitas que parecen mentira; pero todas ocurrieron de verdad.
Casi pasa a la final
"Lo veo poco práctico, poco interesante, poco estético y poco correcto". Pierre de Coubertin era contrario a la participación de las mujeres en los Juegos y resumió sus argumentos en esa frase.
En los Juegos de 1896 las mujeres no fueron admitidas y en los de 1900 participaron por primera vez en deportes 'femeninos' y propios de la aristocracia, como el tenis.
El estadounidense James Connolly, primer campeón olímpico de la era moderna con su victoria en triple salto en los Juegos de Atenas 1896, acudió doce años después a otros Juegos, los de Londres 1908, en calidad de periodista. Escribió un texto titulado "El mal perder de los ingleses".
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El remo había sido incluido en el programa de los I Juegos Olímpicos, en 1896 en Atenas, pero no pudo disputarse finalmente por el mal tiempo. Las pruebas debían desarrollarse en el mar, en la bahía de Falero, donde se desató una tormenta que destrozó varias embarcaciones. La fuerza del viento aconsejó primero posponer y, luego, cancelar la competición olímpica.
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