La falta de civismo, con heridos y numerosas cargas policiales, empañó parte del triunfo liguero del Sporting de Portugal , que anoche ganó el campeonato portugués 19 años después, hecho que desató la euforia entre la hinchada, que se echó a las calles de Lisboa.
La llegada en la tarde-noche del Sporting a su estadio José Alvalade hacía presagiar situaciones límite. El autobús fue recibido por una muchedumbre que se agolpaba a las afueras del estadio, ya que, por la pandemia, está prohibida la presencia de aficionados en el interior.
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La situación se descontroló en el descanso, especialmente a partir del 36, cuando el Sporting marcó el 1-0.
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La policía tuvo que cargar contra los aficionados que no respetaban las normas de seguridad, se dispararon balas de goma y los más radicales lanzaron bengalas y cubos de basura contra los agentes.
En este primer momento ya se registraron algunos heridos que fueron atendidos por las ambulancias que llegaron a la zona.
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Tras la celebración de la plantilla, que recibió el trofeo de campeón de la Liga Portugal sobre el césped, la euforia siguió desatada, ya que durante la madrugada desfiló por las calles de Lisboa un autobús especial en el que iban los jugadores del Sporting, camino de la plaza Marquês de Pombal, zona típica de celebración de los triunfos futbolísticos.
En ese entorno se volvieron a desatar nuevos altercados, sobre todo cuando algunos hinchas no respetaron las vallas del perímetro de seguridad en torno a la zona de Marquês de Pombal.
De nuevo hubo cargas policiales, ya que, además de derribar las vallas, algunos aficionados no cumplían ni con el distanciamiento social ni portaban mascarillas, como es de obligado cumplimiento en Portugal a causa de la pandemia de covid.
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Los más radicales siguieron tirando objetos contra los agentes y de nuevo se registraron algunos heridos, aún sin cuantificar.
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Tras la conclusión del recorrido en autobús, los aficionados, pasadas las dos de la madrugada, fueron abandonando paulatinamente las calles hasta que finalizaron los festejos.
Ante la falta de civismo, más aún en situación de pandemia, el presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, mostró hoy su malestar por lo ocurrido y aseguró que "la noche no corrió bien desde el punto de vista de la salud pública".
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"Vamos a esperar que esto no tenga costes (sanitarios)... Sólo lo sabremos de aquí a 15 días o tres semanas", dijo el presidente, en relación a los posibles brotes de covid que se puedan desencadenar por las celebraciones.
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También expresó su malestar por la falta de previsión, ya que, a su juicio, "quien allí debía prevenir son las entidades responsables y todos los ciudadanos", afirmó Marcelo.
El Sporting, a falta de dos jornadas para concluir la Liga Portugal, se proclamó anoche vencedor matemáticamente tras ganar en casa por 1-0 al Boavista.