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No es una revelación que el fútbol es un negocio, siempre lo ha sido y eso no va a cambiar; pero… ¿por qué no disimular un poco por el bien del espectáculo? Como diría mi vieja: para la muestra un botón, y ese botón se llama Torneo Águila: un equipo grande y otros no tan grandes, pero de tradición, hace varios años son inquilinos de un campeonato que puede dejarles dinero a sus dirigentes, pero que llena de vergüenza y dolor a sus hinchas. Si no que lo digan los fanáticos de un club con tanta historia como el América de Cali, que vienen pidiendo respeto y como mínimo volver a ver a su equipo en primera, pero se han encontrado con una realidad muy distinta en los últimos años. El Torneo Águila o torneo de ascenso se encuentra en su recta final, el próximo fin de semana conoceremos los ocho clasificados y después sabremos cuáles serán los dos equipos que asomarán sus cabezas en la “élite” del fútbol de Colombia -el resto se quedará de nuevo un año más viviendo ese suplicio- que para colmo hace ya varios años no logra un título a nivel internacional, cosa que no habla muy bien de nuestro fútbol profesional y pone en evidencia lo enfermo que está. Y sí, la Selección fue quinta en la última Copa del Mundo, pero aceptémoslo, en torneos continentales no pasa nada con nuestros equipos hace un buen rato. Pero bueno, regresando al meollo del asunto, ¿cuál es el propósito primario del fútbol? ¿No es acaso entretener? ¿No es acaso ganar fieles? ¿No es acaso conquistar a la gente con un buen espectáculo para que vaya a alentar once jugadores en un terreno de juego? ¿No es acaso lograr que el padre herede a sus descendientes el amor por una camiseta? ¿No es acaso luchar por levantar un título? Pareciera que no, los dirigentes y toda su maquinaria se han convertido en mercaderes de la “fe”, y lo triste es que los fieles cada vez son menos. El fútbol pierde creyentes y eso es lo que más preocupa. Lo digo especialmente por esos pereiranos, bumangueses, americanos, cartageneros, samarios, quindianos y ahora también cucuteños, que por años han visto como su patrimonio y sus colores han sido pisoteados por unos mequetrefes que lo único en lo que están interesados es en el llenar sus arcas; sí, esos Ángel, Cadena… que como plaga han llegado para quedarse y hasta no sacar el mayor provecho de su víctima no van a soltarla. Por el bien del fútbol colombiano queremos tener una primera división de prestigio, dónde estén esos clubes que han hecho historia pero que tristemente han caído en las manos equivocadas, donde esos personajes indeseados no manchen más con sus métodos la pelota; queremos que la gente vuelva a los estadios con la ilusión y esperanza de ver a su equipo campeón y no con el temor de escuchar que su equipo se va a otra ciudad; queremos que los hinchas de esos equipos, no piensen dos veces en compartirle a sus herederos el cariño por una divisa; queremos volver a ver esas verdaderas fechas de clásicos; queremos que el espectáculo sea un derecho obligatorio en todo terreno de juego… queremos que la fe no se pierda y que el balompié nacional se levante de sus cenizas. Por: Felipe García / Twitter: @siranfega