Una victoria por la mínima (1-0) ante el Liaoning Hongyun en la penúltima jornada, el pasado sábado, otorgó el título a los cantoneses, que hace tan sólo dos temporadas estaban en segunda división (relegados a ella por la implicación del club en un escándalo de amaño de partidos).
Mientras que la anterior campaña fue un paseo militar para el Evergrande, que sacó 15 puntos al segundo clasificado, en esta ocasión tuvo que esperar casi al final para revalidar el título, por el que también luchó hasta la penúltima jornada un sorprendente Jiangsu Guoxin Sanity.
Una prueba de que la temporada no fue tan sencilla como la anterior para el club, especialmente desde que el equipo tomara la controvertida medida de echar en mayo a su entonces técnico, el surcoreano Lee Jang-soo, a pesar de su brillante curso anterior y de que el equipo marchaba cómodamente en cabeza.
Sin embargo, el club quería un entrenador más "mediático" y optó por traer a mitad de curso al italiano Marcello Lippi, técnico de la Italia campeona del mundo en 2006, en una medida que recordó a aquella sonada expulsión de Vicente del Bosque del Real Madrid de Florentino Pérez.
Casualidad o no, la llegada de Lippi coincidió con rumores en el banquillo de que algunas de sus estrellas, como Conca o el brasileño Cléo, querían marcharse del club.
En el caso de Conca (que en el Evergrande es uno de los jugadores mejor pagados del mundo) debe matizarse que la polémica ya había comenzado antes de la llegada del italiano, cuando el argentino fue sancionado con nueve partidos sin jugar por haber protestado públicamente una decisión técnica del antecesor coreano de Lippi.
Lo cierto es que en verano, tanto él como Cléo mostraron su deseo de dejar el equipo después de que no se les convocara para algunos partidos decisivos o se les sustituyera en lances importantes, aunque finalmente las aguas regresaron a su cauce y continuaron siendo determinantes para el club.
Otro hándicap que el equipo tuvo que superar fue la llegada a la liga china, sin precedentes en temporadas anteriores, de grandes estrellas de las competiciones europeas, principalmente el fichaje de Anelka y Drogba por el Shanghai Shenhua, que hizo soñar a los shanghaineses -dirigidos por el argentino Sergio Batista- con un equipo ‘galáctico'.
Sin embargo, ni estos fichajes ni otros destacados que llevaron a cabo otros aspirantes (Kanouté y Guerrón en el Beijing Guoan, Keita en el Dalian Aerbin...) acabaron cuajando del todo en la liga china, si bien hay que decir que muchos llegaron a mitad de temporada y su verdadero rendimiento se comprobará en la próxima.
El único rival serio del Evergrande en liga, el mencionado Jiangsu Guoxin, no llevó a cabo ningún fichaje de renombre, y fue su casi desconocido delantero rumano, Cristian Danalache, quien probablemente se proclame goleador de la temporada (lleva 23 goles, cuatro más que su inmediato seguidor, el nigeriano Peter Utaka).
En el Evergrande bastó una aceptable media goleadora de sus delanteros extranjeros, Conca y el brasileño Muriqui (sumaron juntos más de 20 tantos) para revalidar el título de Cantón (ciudad del sur del país) en una liga tradicionalmente dominada por equipos del norte chino.
La espina del equipo cantonés en esta temporada fue la Liga de Campeones asiática, en la que China soñaba por primera vez en muchos años con tener un serio aspirante al título: en cuartos de final el Evergrande no pudo con el Al Ittihad de una liga más experimentada a nivel continental como es la saudí.
La consolación por ello podría llegar en la Copa de China, torneo eliminatorio en el que el Evergrande juega la final a doble partido, en noviembre, contra el ‘español' Guizhou Moutai, en el que juegan los exfutbolistas del Levante Nano, Rubén Suárez y Rafa Jordà.