Primero a Josip Ilicic, después a Jure Balkovec y finalmente a Benjamin Verbic, Diogo Costa detuvo cada lanzamiento de la tanda de penaltis de Eslovenia, único portero de la historia de la Eurocopa en detener tres tiros en un mismo duelo en esa destreza, aupado a héroe del avance a los cuartos de final de Portugal y encomendado a su instinto, una virtud innata del guardameta de siempre.
"Me dejé llevar por mi instinto. Por supuesto analizamos a los lanzadores de penaltis, pero los jugadores cambian su forma de tirar. Pero me dejé llevar por mi instinto. Eso es lo que sentí y estoy muy, muy contento", expuso en la protocolaria rueda de prensa del mejor hombre del partido, en el que también repelió una ocasión de Benjamin Sesko en la prórroga, cuando la selección lusa jugaba al borde de la eliminación, con 0-0 en el marcador.
En tiempos en los que el análisis de la estadística avanzada está tan presente en el fútbol, resulta tan crucial a ojos de los profesionales, cada dato o situación repetitiva sirve de guía para los preparadores de guardametas cuando deben anticipar a su pupilo por dónde lanzará cada uno, Diogo Costa fue más allá, transformado en aquel guardameta clásico que intuye, adivina y despeja sin tener en cuenta nada más que su propia agilidad e intuición.
Mats Verbruggen, por ejemplo, el portero de la selección neerlandesa, sigue a rajatabla el análisis previo. "Trabajo en ello, analizando a los rivales. Intentamos sacar la mayor ventaja posible. Si llega la tanda de penaltis o hay uno durante el juego, esté lo más preparado posible. Tener una idea de qué esperar del lanzador", explicó esta semana rumbo al partido de los octavos de final de Países Bajos contra Rumanía.
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"Tenemos grandes programas informáticos en los que todo está marcado. Tenemos analistas. Se puede obtener una gran ventaja del análisis. Me gusta trabajar mucho desde el análisis", añadió el guardameta del conjunto neerlandés, que aún no ha parado un penalti como profesional durante el juego, desde que lo hizo con el filial del Anderlecht en 2022.
"Es el secreto más escondido del fútbol europeo. Este lunes, Diogo Costa ha aparecido a otro nivel, ha estado increíble en el uno contra uno, y luego ha tenido la concentración y la calidad para hacer tres paradas consecutivas en la tanda de penaltis. Tenemos que estar muy orgullosos de él", destacó Roberto Martínez, su seleccionador con Portugal, con la que el cancerbero no había parado aún ningún penalti en sus 26 duelos internacionales.
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Sí lo había hecho con el Oporto. Desde su debut oficial con 20 años en la temporada 2019-20, el 25 de septiembre de 2019 contra el Santa Clara, en sus 154 encuentros con el primer equipo luso ha parado seis de los 20 que le han lanzado en juego. Un 30 por ciento de acierto. Si se cuenta desde su época juvenil, sub'17, nueve de 37, un 24 por ciento, según las estadísticas de 'Be Soccer Pro'. Este lunes, un cien por cien. Los detuvo todos.
Se impuso al 82,5 por ciento de acierto (33 goles de 40) que tenía el primer lanzador, Josip Ilicic, desde los once metros. También al 75 por ciento de éxito del tercero, Verbic, con seis tantos de los ochos penaltis que había tirado en su carrera.
Paralelamente, Cristiano Ronaldo, Bruno Fernandes y Bernardo Silva marcaron los tres primeros penaltis de Portugal ante Jan Oblak y Eslovenia para cruzarse ya en los cuartos de final del próximo viernes contra Francia en Hamburgo.
Nacido en Suiza en 1999, Diogo Costa es un producto magnífico de la cantera del Oporto, llamado a ocupar desde hace mucho tiempo el protagonismo en la selección lusa. En su recorrido hasta ahí había sido internacional en todas y cada una de las categorías inferiores, con la magnitud que, además, le dan la cantidad de encuentros a ese nivel: 65 choques.
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Su debut con el Oporto fue el citado 25 de septiembre de 2019. Su salto a la selección absoluta, el 1 de septiembre de 2021 con su primera convocatoria. El 9 de octubre de ese año jugó su primer partido, con un triunfo por 3-0 ante Catar. En catorce de sus 26 partidos sostuvo su marco a cero.
Hoy es el portero con tercer valor de mercado del mundo, con 40,2 millones de euros, sólo superado por el italiano Gianluigi Donnarumma y el español Unai Simón, otros dos parapenaltis. Ninguno de los dos atajó tres de una tacada.
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