El 27 de mayo es casi día de luto en Dortmund. Ese día, en 2023, miles de aficionados marcharon hacia el Signal Iduna Park para acabar con una década de dominio del Bayern de Múnich en la Bundesliga. El objetivo estaba claro. Había que ganar al Mainz, un equipo sin nada en juego y que tampoco mantiene una rivalidad cruda con el Dortmund.
ConJude Bellingham en el banquillo, lesionado, el Dortmund se puso 0-2 abajo en 25 minutos y, aunque pegó un arreón final, acabó derrotado enfrente de su muro amarillo y con la sensación de haber perdido una ocasión histórica e inmejorable para ganar su novena Bundesliga, la primera desde 2012 y la que acabaría con la hegemonía de sus rivales de Baviera.
Con el regusto amargo aún de una derrota que a todas luces ampliaba el calificativo de 'pupas' del Dortmund, Bellingham se fue por 100 millones de euros al Real Madrid y el clásico trasvase Borussia-Bayern vivía un nuevo capítulo con la marcha gratis de Raphael Guerreiro a Múnich.
Sebastian Kehl, director deportivo del Dortmund, tenía ante sí 100 millones que gastar y los tenía con la presión de hacerlo apenas un año después de la salida de Michael Zorc, el hombre que trajo al Westfalen a Jürgen Klopp, Robert Lewandowski, Jadon Sancho, Ilkay Gündogan, Pierre-Emerick Aubameyang, Matts Hummels, Ousmane Dembelé, Christian Pulisic, Mario Götze y Erling Haaland.
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Kehl puso parte de este dinero en Felix Nmecha (30 milllones), un canterano del Manchester City que venía de dos temporadas muy buenas en el Wolfsburgo, Marcel Sabitzer (19 millones), devaluado tras dos años irregulares en el Bayern de Múnich y una cesión infructuosa en el Manchester United, y Niclas Füllkrug (13 millones), un veterano delantero espigado que acababa de hacer su mejor temporada goleadora (16 goles) con el recién ascendido Werder Bremen.
En este contexto, repetir una nueva candidatura a la Bundesliga, ante un Bayern que acababa de fichar a uno de los mejores delanteros del mundo, como Harry Kane, parecía poco más que una utopía.
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Sin embargo, el comienzo en liga fue más que prometedor, sin conocer la derrota hasta la jornada 10, cuando les demolió el Bayern (0-4). Ahí se despidieron definitivamente del top 3, lugar de honor que no pisaron en toda la temporada, acabando quintos, su peor puesto desde la 2014-2015.
EL GRUPO DE LA MUERTE
Europa, donde compiten en la Champions League por octava temporada consecutiva, su mejor registro de siempre, le aguardó con el peor sorteo posible. En su grupo cayeron Paris Saint Germain, Milan y Newcastle United. A priori, rivales superiores. De hecho, según las casas de apuestas, el Dortmund no entraba dentro de los quince primeros candidatos a levantar el título, por detrás también de sus tres rivales en la fase de grupos.
La derrota en el primer partido, gracias a los goles de Kylian Mbappé y Hakimi, intensificó el pesimismo respecto a los alemanes, que tampoco pasaron del empate en el segundo partido ante el Milan.
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El doblete de partidos contra el Newcastle fue decisivo para que accedieran a octavos, especialmente el duelo en St. James Park, donde merecieron perder, a tenor de la cantidad de ocasiones que desperdiciaron los ingleses, pero de donde se llevaron los tres puntos gracias a un gol de Nmecha. En el segundo partido, en Alemania, los goles de Füllkrug y Brandt dieron un triunfo más trabajado a los de Edin Terzic, que eran líderes de grupo a falta de dos encuentros.
Visitaron San Siro contra el campeón de Italia necesitado del triunfo y un espacio de cuatro minutos actuó como vuelo de la mariposa para que, en la final de este sábado esté el Dortmund y no cualquier otro equipo. En el minuto seis, Gregor Kobel paró un penalti a Olivier Giroud y cuatro minutos después Marco Reus convirtió desde los once metros para impulsar un triunfo que corroboraron en la segunda mitad Bynoe-Gittens y Adeyemi.
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Para la última jornada y contra todo pronósticos, en el grupo de la muerte el único que tenía la clasificación asegurada era el Dortmund, al que un empate ante el PSG en Alemania le valió para amarrar el primer puesto, mientras que el Newcastle, en otro ejercicio de falta de puntería, se fue a la calle y perdió contra el Milan, que se tuvo que conformar con la Europa League.
El buen hacer defensivo de los de Terzic, que solo encajaron cuatro goles en seis partidos -solo la Real Sociedad (2) recibió menos goles que ellos en la fase de grupos-, fue clave para sortear el peor grupo posible.
Y LLEGARON JADON SANCHO Y MAATSEN
En el sorteo de octavos, la condición de primeros de grupo dio un respiro al Dortmund, que eliminó sin demasiados apuros al PSV Eindhoven, ya con los refuerzos invernales en el campo, Jadon Sancho, disparado desde el Manchester United, e Ian Maatsen, víctima del 'overbooking' del Chelsea.
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De vuelta a cuartos de final por primera desde la temporada 2020-2021, el Dortmund se topó con el Atlético de Madrid, favorito para meterse en semifinales. Más aún después de lo ocurrido en los primeros 80 minutos en la ida en el Wanda Metropolitano.
El Atlético maniató a los alemanes y se puso 2-0 arriba con tantos de Rodrigo De Paul y Samu Lino. El propio Lino pudo matar el partido y la eliminatoria en la recta final, cuando en un remate a placer en el segundo palo se encontró con un Kobel a la desesperada, pero el Atlético perdonó y Sebastian Haller recortó en el 80.
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Ángel Correa, en un mano a mano, rozó el 3-1, y Brandt se estrelló en el larguero en el último suspiro.
Golpearon primeros los rojiblancos y el Dortmund se amparó en una remontada que Álvaro Morata pudo desactivar cuando desperdició un mano a mano en el minuto cuatro que hubiera sido el 0-1. Antes del minuto 40, Brandt y Maatsen dieron la vuelta al cruce, pero Hummels en propia puerta y Correa desequilibraron la balanza a favor de los rojiblancos, que llegaron hasta el minuto 70 clasificados a semifinales.
Hasta que Füllkrug, en su mejor versión, de cabeza, devolvió la igualdad y Sabitzer mandó al Dortmund a semifinales. Los fichajes de Kehl dieron la cara cuando más se necesitaba.
LOS PALOS DEL PSG
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En semifinales, un viejo conocido, el PSG, el club que les eliminó en la 2019-2020, burlándose además de Haaland, con los jugadores parisinos replicando su celebración sobre el césped, y quienes ya les derrotaron en la fase de grupos.
En la ida, un control orientado y remate con la zurda de Füllkrug dio ventaja a los alemanes, que pudieron aumentar la ventaja durante la primera parte, gracias a una exhibición de Sancho, pero que en la segunda se libraron de dos disparos a la madera de Mbappé y Hakimi.
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En el partido de vuelta, con el PSG entregado a su afición para remontar y a la espera de que Mbappé tirara del carro, los parisinos volvieron a estrellarse en los palos en cuatro ocasiones, con un gol de Hummels de cabeza para sentenciar el cruce y confirmar el pase de los alemanes a su tercera final de la Copa de Europa.