Una exhibición, doblete incluido, del delantero Patrik Schick, afeó el retorno a un gran torneo de Escocia y propició el primer triunfo de la República Checa en la Eurocopa, abrillantado con un gol escandaloso, postulado ya como uno de los mejores de la competición.
El delantero del Bayer Leverkusen recogió un rebote, un balón perdido por el conjunto escocés y, desde el medio del campo, desde casi 50 metros, ejecutó un tiro fuerte, potente, preciso y colocado que dejó en evidencia al meta local David Marshall, adelantado, fuera del arco. Un lanzamiento perfecto, imposible para el portero del Derby County.
Solo han transcurrido cuatro días desde el arranque de la competición, unos pocos partidos, y el segundo tanto de Schick ya asoma como el más sobresaliente. Difícil contemplar uno similar en lo que resta de Eurocopa.
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Anotado al inicio de la segunda mitad, en el minuto 51, fue el segundo de Schick y el segundo de la República Checa, que palió el intento de reacción de la selección de Escocia y que encumbró un arranque de segunda parte más que agitado.
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Escocia tuvo una puesta en escena tras el descanso, que alcanzó ya en desventaja, de forma similar que al inicio del partido, donde ninguno se salió del guión establecido.
El equipo escocés, de regreso a una Eurocopa veinticinco años después, intentó ser fiel a sus principios. Intensa presión, entusiasmo y juego directo. Sometió en los minutos iniciales al conjunto checo, más mesurado, con menos prisas.
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A base de fuerza, de aceleración y de pujanza intentó arrinconar a los visitantes que, sin embargo, tuvieron la primera ocasión del partido con un lanzamiento de Patrik Schick tras recoger un balón de Jakub Jankto. El tiro, que obligó al meta David Marshall a dejar su sello, fue la carta de presentación en el torneo del atacante del Bayer Leverkusen, auténtica referencia del equipo de Jaroslav Silhavy y hombre del partido.
El ritmo bajó, entró en escena Andrew Robertson y Escocia lo notó. De las intervenciones del lateral del Liverpool llegaron las mejores ocasiones del cuadro de Steve Clarke que acusó la baja del zaguero del Arsenal Kieran Tierney, lesionado.
Lyndon Dykes lanzó fuera antes de que, a la media hora, Robertson aprovechara un centro de Ryan Christie que obligó al portero Tomas Vaclik a intervenir con firmeza por primer vez. El meta que dejará el Sevilla la próxima temporada salvó a su equipo y frustró un puñado de veces al conjunto de Clarke, desesperado.
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Estaba en su salsa Escocia y apurada la República Checa, que derribó el entusiasmo de Hampden Park al anotar al borde del descanso. Tras un córner, Vladimir Darida abre el juego a la derecha por donde llegaba Vladimir Coufal. El lateral del West Ham centró al punto de penalti. Schick se elevó, superó a su marcador y remató de cabeza a la red.
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Con la ventaja checa se alcanzó al descanso. El partido se aceleró después. Escocia recuperó el empuje, el entusiasmo pero su precipitación propició un par de ocasiones checas que frustró Marshall.
Ahí llegó también la mejor ocasión escocesa con un tiro al palo de Jack Hendry y otra gran intervención de Vaclik que evitó que llegara a la red un despeje de un compañero.
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Las ocasiones iban de área a área. Sin remisión, sin descanso. Hasta que llegó la obra de arte de Schick y su golazo desde el centro del campo.
La República Checa ensanchó su ventaja pero no aminoró el empuje de Escocia que arrinconó a su rival y que sometió a Vaclik, airoso y sobresaliente en cada ocasión.
Clarke buscó soluciones en el banquillo. Todo con pinta de ataque en su reserva saltó al campo. No dio resultado. Pudo marcar. Lo mereció en alguna ocasión. Pero careció de puntería ante un adversario cómodo sobre el campo, con las ideas claras y con la puntería de Schick, que desequilibró el partido, marcó la diferencia. Su exhibición acerca a la República Checa a la segunda fase.