El fútbol sudamericano también tiene su joya. El trofeo más deseado por las selecciones del continente y por el que vienen luchando desde 1916, año en el cual nació la Copa América.
La recordada joyería y relojería Casa Escasany, de la ciudad de Buenos Aires, fue la encargada de elaborarla a mediados de la segunda década del siglo XX y, posteriormente, donada a la Conmebol.
Inspirado en un diseño clásico griego y con una altura de 75 centímetros, la copa es uno de los trofeos más grandes de las competencias internacionales. Está hecha de oro, plata y cobre, elementos que hacen parte de su estructura majestuosa y centenaria.
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Tiene un diámetro de 30 cm y pesa nueve kilogramos. Además, cuenta con una base de madera con las placas de los países campeones, una adición que nació en el torneo que se llevó a cabo en Paraguay, en 1979.
A lo largo de estos 105 años, la copa ha tenido muy pocas variaciones. La más significativa se hizo para el certamen que se disputó en 2016, en Estados Unidos, y que conmemoró su primer siglo de vida.
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En aquella ocasión, se utilizó el diseño original, pero se le añadieron unas curvas de oro sobre la urna griega y tiene la silueta del continente americano. Aquel trofeo midió 61 cm, pesó 7 kg y contó con 24 quilates de oro satinado. Un homenaje a la inmensa historia del fútbol de la región.
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Según los expertos, el trofeo tiene un valor de unos 6 mil dólares aproximadamente, teniendo en cuenta los minerales que lo constituyen. Aunque su valor aumenta por la tradición que representa en el fútbol mundial y por las grandes estrellas que se han dado el lujo de tenerla en sus manos.
Uruguay es el equipo que más veces ha ganado la Copa América, los ‘charrúas’ tienen en sus vitrinas 15 trofeos. Seguidos por Argentina, con 14 títulos, y Brasil es tercero, con 9 celebraciones. Ecuador y Venezuela son los únicos países de la Conmebol que no han tenido la oportunidad de alzar a la joya más preciada del balompié de la región.