Juventus tuvo que viajar hasta el estadio Arena Cerdeña para jugarse los tres puntos válidos por la fecha 33 de la Serie A. Para dicho partido, Yerry Mina fue una de las figuras del partido.
El colombiano se reportó con gol y estuvo intratable en materia defensiva desde el primer minuto de partido. De hecho, fue uno de los principales encargados de que Dusan Vlahovic, quien lo permaneció en constante búsqueda del gol, no marcara.
El de Guachené, Cauca, mantuvo una marca férrea contra el delantero serbio, además de ayudar en varias ocasiones en los relevos a los laterales y apoyando en muchas ocasiones a los mediocampistas, jugando un papel decisivo a la hora de 'destruir' el trabajo colectivo del equipo rival lo más rápido posible teniendo el rol de defensa central.
También es necesario recalcar su gol, pues, luego de una revisión del VAR y con la presión del estadio Arena Cerdeña en sus hombros, no dudó en ser él quien se haría cargo del 2-0 parcial. Con gran personalidad se paró frente a Wojciech Szczęsny, lo miró fijamente y se dispuso a patear un potente disparo que terminó en lo más profundo del arco defendido por el polaco, que poco pudo hacer para detener el remate. Celebración y su respectivo baile fue el acompañamiento perfecto que le dio Mina a su anotación.
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Luego de anotar, se escuchó en el estadio como todos gritaban"¡Mina, Mina, Mina!", en repetidas ocasiones.
Tras el gol, no bajó los brazos ni un segundo y se mantuvo firme en su papel principal: la defensa, manteniendo al ras a los rivales y siendo uno de los organizadores de parte posterior de su equipo.
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De esta manera transcurrió el primer tiempo, con un sólido Cagliari que no dejó espacios atrás y que mantuvo a la raya al equipo visitante que se le notó incómodo y con las ideas poco claras.
Finalmente, el 2-0 en contra pareció despertar definitivamente al Juventus que sólo con el marcador en contra logró activar a la dupla ofensiva que conforman Federico Chiesa y el serbio Dusan Vlahovic.
De hecho, en la primera vez que ambos combinaron el balón acabó en la portería del Cagliari, un gol que no subió al marcador al comprobarse que Chiesa arrancó en posición antirreglamentaria antes de asistir a Vlahovic.
Si contabilizó el tanto que el atacante balcánico anotó a los 62 minutos al sorprender al portero local Simone Scuffet con un lanzamiento de falta, en el que Dusan Vlahovic sorteó por el exterior a la barrera.
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Un tanto que acabó por despertar el instinto depredador de un Juventus que encontró definitivamente la recompensa a la notable mejoría que los de Massimiliano Allegri mostraron en la segunda parte a los 87 minutos con el autogol de Dossena que introdujo el balón en su propia portería (2-2) al tratar de despejar un centro del turco Kenan Yildiz.