Un gol del suizo Djibril Sow al filo de la media hora le ha dado este domingo al Sevilla la victoria sobre el Rayo Vallecano que, pese a jugar toda la segunda parte en inferioridad numérica por expulsión de Unai López, estuvo a punto de empatar con un remate al palo de Álvaro García en el tramo final.
Las primeras ocasiones, casi todas las de la primera mitad en realidad, fueron para un Sevilla que no sufrió con la presión adelantada del Rayo y que estuvo a punto de adelantarse con un tiro raso de Lukebakio que desvió Batalla y un remate, tras control con el pecho, de Isaac que rozó el poste.
Fue precisamente el ariete lebrijano, que aún no ha visto puerta esta temporada, quien facilitó que su equipo se adelantase en el marcador al filo de la media hora, cuando recibió un saque de banda dentro del área, se desembarazó de la pegajosa marca de Lejeune con un quiebro y cedió atrás para que Sow fusilase al portero madrileño.
El Rayo quiso reaccionar en los últimos instantes de la primera mitad, cuando una incursión de Álvaro García sembró el pánico en la zaga local, pero Nteka pifió un remate franco, y se le complicó al quedarse en inferioridad numérica justo antes del descanso.
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Se jugaba el último minuto del tiempo reglamentario cuando Isaac cayó fulminado en el centro del campo, lejos de donde se desarrollaba la acción, y Cordero Vega instó a Busquets Ferrer a revisar la acción en el monitor, ya que percibió un puñetazo de Unai López en la espalda del delantero sevillista.
Xavi García Pimienta planteó una segunda parte que desgastase a su rival, con largas secuencias de posesión para cansar a los nueve jugadores de campo visitantes, pero sus jugadores fueron presa de los nervios y, tras quince minutos de control, cedieron el terreno y el balón a los pupilos de Íñigo Pérez.
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El técnico visitante fue refrescando a su equipo con tino, ya que los dos primeros relevos, Camello y Pedro Díaz, armaron una jugada nada más entrar con centro del campeón olímpico desde la banda derecha y cabezazo franco, aunque alto, del centrocampista, solo en el punto de penalti.
Los sevillistas encomendaron entonces su suerte a algún contragolpe como el que protagonizaron Peque, que se giró de forma eléctrica junto al costado izquierdo, e Isaac, que no pudo precisar la cucharita con la que quiso ganarle el mano a mano a Batalla.
A poco más de diez minutos para el final, Álvaro García condujo por el carril central y largó un disparo seco que, a portero batido, se estrelló en la parte interior del poste; fue la ocasión más clara del Rayo y desató la ira del público sevillista, pero lo cierto es que no volvió a pasar nada relevante hasta el final, quizá porque a los madrileños ya no les respondían las fuerzas.