Racing tuvo que afrontar obstáculos prematuros, más allá de los que surgían de la oposición de Vélez. Porque sufrió la lesión de Santiago Quirós antes de los diez primeros minutos y, en el cierre de la primera parte, la severa molestia muscular de Marcos Di Césare. Dos modificaciones que restaron variantes para la continuidad y que exigieron aún más. Racing plantó cara en terreno ajeno ante una exigencia alta como la de su rival, líder de la Liga, con juego directo y veloz por los costados y la administración a cargo de Aquino. Luego de un inicio desfavorable, Racing se recompuso, se hizo compacto y buscó progresar con el pase como premisa. En esa primera parte le faltó una marcha más para sacar provecho de algunos desajustes defensivos de Vélez. De hecho, las dos de mayor riesgo fueron con pelota parada, en tiros libres a cargo de Juanfer Quintero que pasaron cerca del ángulo superior izquierdo.
La resistencia creció en la segunda parte porque Vélez tuvo un primer cuarto de hora con vértigo y, sobre todo, con los remates de Aquino, que pudo haber convertido un par de tiros libres (el primero dio en un poste). Como sucedió en los primeros 45 minutos, Racing se fue acomodando, logró alejar al local de su zona, pero resignó presencia en ataque, donde no hubo registro de aproximaciones serias a Marchiori.
Si bien Racing no había pasado sobresaltos en la defensa aérea, el primer aviso tuvo pronta confirmación: un cabezazo de Elías Gómez luego de un corte frustrado de Gabriel Arias, obligó a que Santiago Sosa impidiera el 1-0 sobre la línea. Cuatro minutos después, a los 40, fue Romero el que metió la cabeza luego de ganarle la espalda a Nazareno Colombo (hasta ese momento, de impecable tarea en el reemplazo de Quirós): festejo en Liniers, punta afirmada y, para Racing, la certeza de que los objetivos inmediatos son dos: llegar a la final de la Copa Sudamericana y no descuidar la suma de puntos que da acceso a la Libertadores en la tabla general.
Publicidad