El Olympique de Marsella es un volcán que no encuentra la buena canalización, a pocas horas de comenzar su temporada liguera en una temporada que debe marcar su retorno a la estabilidad entre los grandes del continente.
El entrenador croata, Igor Tudor, que sustituyó en pocas horas al argentino Jorge Sampaoli tras su espantada inesperada, no está encontrando la manera de calmar a un vestuario que multiplica los roces.
Según publica este sábado el diario deportivo L'Équipe, el propio presidente, el español Pablo Longoria, tuvo que bajar al vestuario para tratar de calmar las aguas y mostrar el respaldo absoluto en el técnico, al tiempo que abrió la perta de salida a todo aquel que dude de sus métodos.
Porque ese parece ser el problema. Tudor es más autoritario y jerárquico de Sampaoli, que jugaba la carta psicológica para tratar de arrancar el máximo rendimiento a sus jugadores, una receta que llevó al Marsella al subcampeonato la pasada temporada.
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Todo iba sobre ruedas pero el exigente técnico argentino se mostró descontento con los refuerzos, que encontraba raquíticos de cara a su retorno a la Liga de Campeones, por lo que decidió dar un portazo hace un mes.
Tudor llegó a un equipo que tenía una dinámica bien instalada y su forma de ser no parece convencer a todos. El técnico croata se las ha visto ya con Gerson, con Jordan Amavi, con Kevin Strootman y, finalmente, con Mattéo Guendouzi.
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Este último altercado, en el descanso del amistoso del pasado domingo contra el Milan, motivó la intervención de Longoria.
El equipo dejó esa noche una imagen mala y el roce entre el técnico y el centrocampista fue la gota que colmó el vaso. Guendouzi es el baluarte del nuevo Marsella, un jugador que ha renacido en el club y cuyo nivel le ha llevado incluso a la selección.
Pero lo que parecía una historia de amor con Samapoli no está teniendo la misma continuidad con Tudor. No es el único que, en privado, se queja del nuevo técnico, de la dureza de los entrenamientos que, en ocasiones, se alargan hasta bien entrada la noche.
NOSTÁLGICOS DE SAMPAOLI
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Nostálgicos del argentino, los jugadores multiplican las quejas, aunque según L'Équipe ninguno osó hacerlo delante de Longoria.
Pero la preocupación ha llegado hasta las más altas instancias de la dirección, que no puede permitirse otro paso en falso en el banquillo, tras la dificultosa maniobra que supuso sustituir a Sampaoli.
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Apenas un día después de la salida del argentino, el presidente presentaba a Tudor, un técnico sin mucho currículum, pero con una reputación de autoritario que parece estar confirmando en Marsella.
Ex adjunto de Andrea Pirlo en la Juventus de Turín, el croata, de 44 años, ha entrenado en Turquía, Grecia y en su país y su última experiencia era en el banquillo del Verona italiano.
Exjugador de la Juve, en tiempos de Zinedine Zidane, no tiene sin embargo un claro pasado en los banquillos, como si poseía Sampaoli, algo que está costando digerir a los jugadores.
Los primeros partidos serán el termómetro para medir lo profundo de la crisis que asoma en el club.
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La dirección, por ahora, sigue reforzando el equipo y tras las llegadas de Rubén Blanco, Jonathan Clauss, Issak Touré o Luis Javier Suárez, anunció anoche el fichaje del internacional francés Jordan Veretout, por el que ha pagado a la Roma 11 millones de euros.
Tras esos refuerzos existe la voluntad de aumentar la competencia en el vestuario para dar al técnico herramientas para imponer su autoridad.
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