Rodeado por el mar caribe y cerca a Aruba y Curazao, se ubica Bonaire, una pequeña isla que pertenece a Países Bajos, lugar en el que hace 25 años vive Mauricio Tobón, un colombiano que dirige el seleccionado de fútbol de este país y que está a 90 minutos de una gesta histórica: lograr un cupo al repechaje de la Copa de Oro y ascender a la división B de la Liga de Naciones de la CONCACAF.
Nacido y criado en el barrio Manrique de Medellín, Mauricio Tobón se enamoró del fútbol, como muchos niños, jugando en las calles. Sin embargo, jamás pensó que a los 14 años la vida le iba a cambiar y mucho menos que llegaría a Bonaire, una isla poco conocida, pero bañada por el hermoso color azul del océano atlántico.
La familia de Mauricio era muy humilde y en búsqueda de oportunidades fue que se dio su arribo a esta pequeña nación. "Mi madre logró conseguir un trabajo para poder sostener su familia y se fue a vivir a Bonaire y después de un tiempo, lo primero que una madre busca es tener a su hijo a su lado y me mandó a buscar desde Colombia y así vine a dar aquí a la isla", contó Mauricio en charla exclusiva con Gol Caracol.
Una vez puso un pie en Bonaire, Mauricio tuvo el deseo y el apoyo para jugar a la pelota, pues el fútbol ya estaba metido en su cabeza, ya que más allá de haber entrenado en algunas escuelas en su ciudad natal, su mayor amor fue el Independiente Medellín. "Entre los 80 y 90, íbamos a ver al equipo en Manizales, Pereira, Armenia y a diferentes partes del país", reveló.
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Ya instalado en Bonaire, el apoyo que recibió para cumplir su sueño de jugar se dio por su padrastro. "Él sabía de qué llevamos en la sangre el fútbol y me dijo yo lo voy a llevar a entrenar a un equipo. Y así fue, fui a la escuela, ya con 16 años me dieron la oportunidad de debutar en un equipo de la liga de acá".
Juventus, uno de los clubes más prestigiosos de la isla, le abrió las puertas para estrenarse como jugador y luego paso por Atlétiko Flamingos y SV Uruguay. En este último club y con apenas 23 años aparecieron las lesiones que fueron desvaneciendo su aventura como futbolista. Tuvo dos lesiones de meniscos y una rotura de ligamento cruzado, que luego de cuatro cirugías no aguantaron más. "Los médicos me dijeron que no podía jugar más, me dio duro, era mi distracción en la isla. Con 24 años me retiré y no vi una cancha por cuatro años, medio frustración", evocó Mauricio.
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El nacimiento de su hijo fue el momento para reconciliarse de nuevo con el fútbol, pues tal como le pasó a él, lo llevó a la escuela de la Juventus y allí, sin planearlo, inició su carrera como formador y posteriormente técnico. "Me ofrecieron dirigir a los niños, el club me conocía por mi paso como jugador y fue así como inicié cursos para licencias de la CONCACAF", aclaró sobre sus comienzos en el banco técnico.
Ante la escasez de formadores, Mauricio dirigió las categorías Sub-7, Sub-9 y Sub-11 del mencionado equipo y luego pasó hacer la misma labor al SV Uruguay. En la Federación de fútbol de Bonaire se dieron cuenta de su buen trabajo y lo recompensaron: "Yo era de los pocos que tenía la licencia C y me ofrecieron el seleccionado Sub-13".
Dirigiendo dicha categoría hizo su primera hazaña con el combinado de la isla. "Fuimos a un torneo internacional y por primera vez en la historia le ganamos a Curazao. Y en semifinales le ganamos a un club colombiano de Bogotá, cuándo en los últimos 30 años Bonaire siempre quedaba de último en esos torneos", recalcó.
Antes los buenos resultados en el camino, se siguió preparando hasta lograr una licencia B avalado por la UEFA, estudios que le sirvieron para seguir escalando y una vez llegó a la categoría Sub-15 se dio la mayor recompensa. "Después de cuatro meses, la selección de mayores se quedó sin técnico y cómo en ese momento el entrenador que tenía el papel más alto era yo, entonces me dieron la oportunidad de empezar a dirigir la Selección de Bonaire y ya llevo dos años en ese cargo".
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Ahora bien, si bien se siente feliz con su rol como DT, Mauricio dejó en claro la situación no es fácil, pues los que están ligados al fútbol en la isla lo hacen por pasión. "La diferencia más grande es que aquí los jugadores de fútbol juegan por amor, aquí ninguno es profesional, todo jugador de la liga local tiene su trabajo como yo tengo el mio, hace 19 años soy bombero de la Aerocivil. Hay jugadores de fútbol, que son ingenieros, que trabajan en construcción, hay policías, hay médicos y hay de todo".
Y es que Mauricio cuenta con la fortuna de que sus jefes bomberos le permiten ejercer su segunda labor como DT del combinado de Bonaire. De hecho, ahora mismo le dieron permiso porque está a un solo juego de hacer historia.
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Bonaire hace parte de la División C de la Liga de Naciones de la CONCACAF y la selección de la pequeña isla se encuentra primera del grupo A con 10 puntos, producto de tres victorias y un empate.
Este sábado 25 de marzo enfrentan a San Martín y sumando un solo punto ascienden a la División B, instancia en la que nunca han estado y en la que ahora mismo juegan selecciones como Guatemala, Nicaragua y Cuba. Pero lo épico no termina allí, con el empate, Bonaire también lograría un cupo de repechaje para jugar la Capa de Oro.
Y es que Mauricio sabe y tiene claro que está dando pasos de gigante: "Se me pone hasta la piel de gallina y no me canso de repetirlo, de lograrlo, es algo histórico porque no somos una selección profesional y ni siquiera estamos afiliados a la FIFA".