Desastroso. No hay otra manera para definir el partido de Liverpool este jueves contra Atalanta. El equipo italiano, aprovechando las tres ocasiones que tuvo, puso patas arriba Anfield y consiguió un triunfo (0-3) que obliga al equipo inglés a remontar de manera milagrosa en Bérgamo para seguir vivo en Europa.
Pocas derrotas tan escandalosas se recuerdan del Liverpool en Anfield. Pocas tan claras y tan merecidas como la de este jueves. Una derrota para que los aficionados 'Reds' se llevaran las manos a la cabeza y para que muchos de ellos abandonasen Anfield varios minutos antes de que acabara el encuentro.
Una rareza, explicada desde el 0-3 que los italianos sacaron contra todo pronóstico de Inglaterra y que comenzó después de que Darwin Núñez fallara un mano a mano ante Juan Mussi y se despertara la catársis de goles del Atalanta.
Gianluca Scamacca, un viejo conocido de la Premier League que no triunfó en el West Ham United, abrió la cuenta goleadora al rematar un pase atrás de Davide Zappacosta, otro que dejó mucho que desear en Londres, en este caso en el Chelsea. El gol tuvo mucha responsabilidad de Kelleher, que, siendo sinceros, se lo tragó.
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Fue una sorpresa total, porque el Liverpool era el gran favorito y porque no perdía en Anfield desde hace más de un año, pero, ya en la segunda parte, la factura no paró de crecer para los ingleses, otra vez bajo el nombre de Scamacca.
El delantero italiano, completamente solo y como si el éxito no fuera con él, remató a la red un centro de Charles De Ketelare. Casi ni lo celebró, avivando el odio de un Anfield que no podía creerse lo que tenía enfrente. El Atalanta, a priori un rival inferior, campaba con 0-2 arriba en el marcador. Y aún quedaba el último golpe.
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El que llegó en los últimos diez minutos cuando Mario Pasalic empujó a la red un mal despeje de Kelleher. El irlandés dejó mucho que desear y pasó su peor noche para dejar las opciones del Liverpool reducidas prácticamente a cero.
Fue, con pocas dudas, la peor noche europea de los 'Reds' desde que Jürgen Klopp llegara en 2015. Les deja a la espera de un milagro en Italia para pasar en semifinales, de una remontada similar a la lograda en 2018 contra el Barcelona en la semifinales de la Champions League. En aquella noche de mayo, contaron con la ventaja de jugar en Anfield, esta vez, tendrán que hacerlo en territorio enemigo. El más difícil todavía para tratar de despedir a Klopp de la mejor forma posible.