Especulativo en todo el primer tiempo, sin exprimirse, lejos del nivel imponente con el que empezó la competición, el Tottenham recurrió a un gol de Rodrigo Bentancur, a la irrupción incontestable de Son Heung Min con un triplete en 14 minutos y a las paradas de Hugo Lloris para solucionar un enredo hasta entonces contra el Leicester City, el último de la clasificación que lo puso por momentos en un aprieto; responder al triunfo del Manchester City y presionar al Arsenal, en la competencia directa por el liderato.
Al minuto y 45 segundos del segundo tiempo, con 2-2 en el marcador, la determinación del centrocampista uruguayo, que robó el balón, se lo apropió, lo condujo hasta el borde del área y lo alojó en la red con un ajustado tiro con la derecha (nada de eso habría ocurrido sin la falta de tensión de Ndidi, al que le quitó la pelota), desató la quinta victoria en siete jornadas del conjunto dirigido por Antonio Conte, que jugó con fuego durante toda la primera parte y varios tramos de la segunda, hasta los tres goles de Son, autor del golazo del 4-2, del 5-2 y del 6-2 entre el 72 y el 86. Había entrado al campo al borde de la hora de encuentro.
Por su parte, el colombiano Dávinson Sánchez fue titular, pero no tuvo una buena noche, ya que cometió el penalti del primer gol del elenco rival. Además, en repetidas ocasiones se le vio inseguro, impreciso y le ganaron fácilmente los atacantes rivales.
De hecho, el técnico Antonio Conte lo sustituyó al minuto 59 para darle paso al titular habitual, el argentino Cristian ‘Cuti’ Romero.
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El despropósito defensivo del Leicester delató su última posición. Sin una sola victoria ya en siete jornadas, con un único empate -en la primera jornada- a lo largo del curso y con su sexta derrota consecutiva, ni siquiera el 0-1 en el minuto 6 de Tielemans levantó a un equipo en plena depresión, que es expresivamente vulnerable atrás y demasiado inconsistente en su ataque. Maneja el balón, se mueve, presiona, ataca... Y se desangra en su retaguardia. Ni dos goles en el estadio Tottenham le sirvieron para puntuar.
Tielemans marcó el 0-1 desde los once metros. A la segunda. La primera la paró Hugo Lloris, pero se había adelantado de la línea antes del lanzamiento, tal y como verificó la imagen del VAR. El penalti había sido una torpeza de Davinson Sanchez, que se lanzó al suelo cuando no debía, encogió la pierna cuando se dio cuenta de su imprudencia y cometió la infracción sobre la línea lateral del área que lo señalaba con total responsabilidad. Ni siquiera la jugada de Justin James, que profundizaba por la banda, justificó la absurdez del central colombiano.
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No se inmutó demasiado el Tottenham, este sábado en una versión a medio gas, sin exigirse en toda la extensión que debe si quiere ser campeón. Sin hacerlo entonces, porque no lo necesitó, le bastaron dos jugadas a balón parado para revertir el 0-1, inesperadamente simple por todas las facilidades que ofrece el Leicester cada vez que la pelota surca su área: Harry Kane remachó el 1-1 en un fenomenal centro de Kusulevski apenas un minuto y 52 segundo después, mientras que Eric Dier cabeceó el 2-1 en el 21, en un córner de Perisic.
La advertencia no fue aún suficiente para el equipo londinense, que reincidió en un ritmo cansino, al ralentí, como si la victoria fuera ya una mera cuestión de tiempo, como si enfrente no hubiera nadie capaz de reponer en discusión el choque, como si, con más una hora por disputarse, todo hubiera estado decidido en una diferencia tan corta. La especulación derivó en un error inconcebible con las aspiraciones que asume el equipo de Antonio Conte. No lo perdona ni el último, que no se dio por vencido. Y empató.
Metro a metro, instante a instante, en las cercanías del área contraria, acortó el partido al terreno del Tottenham y se posicionó para la igualada, sin alardes, sin apenas ocasiones, con más intención que fútbol, hasta que el centro que propuso Castagne desde la banda derecha lo remató Maddison de forma extrarordinaria, con la volea del 2-2 al otro palo inalcanzable, por más que se estiró, para Hugo Lloris. El francés aún retuvo el empate después, al borde del descanso, igual que lo había hecho Ward en la otra portería ante Davinson. Al descanso, el último había tirado el doble que el tercero de la Premier: 12 a 6.
Sí aprendió entonces la lección el Tottenham, que resurgió del intermedio con otra actitud muy diferente y que, en poco más de un minuto y medio, retomó el mando del marcador, beneficiado de nuevo por otra concesión imperdonable de su rival, esta vez del medio centro de Wilfred Ndidi, devorado por la presión de Bentancur, que recuperó la pelota, se lanzó hacia el ataque y culminó el 3-2 con el interior del pie derecho junto al poste para reconducir al equipo londinense, agarrado otra vez a Hugo Lloris para confirmar un triunfo excesivo que sentenció Son Heung Min con tres goles: el 4-2 con una parábola a la escuadra con la derecha en el minuto 72, el 5-2 con la izquierda en el 84 y el 6-2 al aprovechar un contragolpe en el 86.
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