James Rodríguez era una promesa del fútbol mundial, con destellos de realidad, cuando llegó al Real Madrid en 2014 con 23 años. A pesar de que confiaba en sus capacidades para derrochar todo su talento con la camiseta '10' del 'Merengue', James recibió un espaldarazo desde el minuto cero para poder brillar en el Santiago Bernabéu.
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El técnico de aquel momento, Carlo Ancelotti , lo 'apadrinó' y le hizo saber con repetidas alineaciones que James tenía con qué triunfar en el equipo más ganador del mundo.
'Carletto' le dio la mano a Rodríguez y este no defraudó. En su primera temporada vestido de blanco, el cucuteño jugó 3.526 minutos producto de 46 partidos, 44 como titular, y dejando un saldo de 17 goles y 18 asistencias. Un rendimiento brillante para un entonces joven futbolista que tenía créditos para convertirse en la próxima estrella madridista.
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No obstante, la temporada estelar del colombiano no fue igual en lo colectivo, y por eso, Ancelotti se marchó al no poder repetir el título de Champions League y perder la Liga con el Barcelona .
Tras ello, Rafael Benítez ocupó su lugar en el banquillo y los famosos roces de James con los entrenadores empezaron a tomar eco en la prensa española. Los buenos resultados tampoco acompañaron Benítez, en enero de 2016 fue cesado del cargo y su vacante la tomó Zinedine Zidane .
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La temporada 2015/2016 no terminó como la anterior para James Rodríguez, pues disputó 32 duelos, en los que solo fue inicialista en 21. Su aporte en goles también disminuyó al haber anotado en ocho ocasiones y asistido en diez.
Cabe señalar que el '10' estuvo lesionado en distintos periodos del año liguero, lo que le causó diferencias con Benítez.
Para el siguiente curso la situación no mejoró y el técnico Zidane le dejó claro que no ya no era un indispensable en la plantilla titular. 20 compromisos desde 'el vamos' para Rodríguez Rubio, hicieron que tomara la determinación de buscar una oportunidad lejos de Madrid, con el fin de retomar confianza y el nivel futbolístico que el mundo entero le conoció en 2014.
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El indicado para llevar a James a su máximo apogeo fue el que más ha confiado en él: Carlo Ancelotti. El entrenador lo pidió para el Bayern Múnich en julio de 2017. En su presentación en el Allianz Arena posó junto a él, igual de felices por estar juntos de nuevo, demostrando que el colombiano es su hombre mimado.
Pero la alegría no duró mucho. Dos meses más tarde, el 28 de septiembre, el técnico italiano fue despedido por malos rendimientos. En el poco tiempo que coincidieron Alemania, el volante 'cafetero' jugó cinco de los ocho partidos que dirigió 'Carletto'. Al finalizar la temporada y ahora con Jupp Heynckes al mando, James volvió a sonreír y su zurda también, disfrutando de 39 partidos, 8 goles y 14 asistencias.
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Por infortunio, el capitán de la Selección Colombia no encontró el brillo de antes. En la temporada 2018/2019, sólo jugó 28 encuentros. Salió de Múnich y volvió a Madrid, donde el panorama fue peor. Ancelotti lo quiso rescatar de nuevo pero el propio James se negó, su deseo era triunfar en el Real Madrid.
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Con 14 compromisos, un gol y dos asistencias, se registraron los pobres números de Rodríguez en el último curso y que sentenció su partida definitiva del 'Merengue'. A pesar de que su talento aún le valía para generar interés en equipos de la élite como Atlético de Madrid o Manchester United , James optó por el camino de la confianza: aceptar el respaldo de Carletto para ir al Everton , un equipo tradicional del fútbol inglés, más no de los acostumbrados a pelear por un título o al menos un cupo a Champions League.
Más que trofeos y reconocimientos, lo que busca James es recuperar confianza de la mano de su 'padre' en el fútbol, y así demostrar que el talento que maravilló al mundo, aún sigue intacto en su habilidosa pierna zurda.