El ecuatorianoRichard Carapaz lamentó no haber tenido fuerzas suficientes para pelear con los mejores la cuarta etapa del Tour de Francia, que quedará para siempre en su memoria por haber lucido por vez primera en ella el maillot amarillo.
"La verdad es que ha sido un día muy, muy duro, se ha marcado un ritmo durísimo y una vez hemos llegado a la última subida se me ha hecho demasiado duro. He intentado seguirles hasta el final pero mis piernas no han podido", aseguró el corredor del EF, que cedió 5.10 con el ganador de la etapa, el esloveno Tadej Pogacar, a quien cedió el maillot amarillo que le había arrebatado la víspera.
Carapaz se descolgó del grupo de favoritos en el ascenso al Galibier y en la parte final de la etapa, en bajada, recibió la ayuda de Ben Healy.
El ecuatoriano fue el primero de su país en toda la historia que se enfundaba el maillot amarillo, lo que le convertía en uno de los pocos ciclistas que ha lucido el jersey de líder en las tres grandes vueltas.
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"He disfrutado del día que es lo más importante y ha sido un día histórico para el equipo", agregó el corredor.
El director deportivo, Andreas Klier, también señaló que fue una jornada agradable con el maillot amarillo para todo el equipo y lamentó que Carapaz no pudiera estar "con la crème de la crème".
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"Lo hemos tenido solo un día pero ha sido algo importante y lo hemos disfrutado", dijo el técnico.
Se mostró satisfecho de la labor del equipo para intentar conservarlo una etapa más.
"No hemos cometido errores, todo se reduce a que no había piernas", dijo.
Carapaz, que llegó al Tour de Francia con un déficit de forma tras no haber podido entrenar varias semanas por una caída sufrida en la Vuelta a Suiza, logró estar con los mejores en las dos primeras etapas de la carrera.
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Llegó a la tercera empatado a tiempo con Pogacar por lo que superarle en la clasificación por puntos le podía dar el maillot amarillo.
El ecuatoriano, campeón olímpico en Tokio, se metió en el 'sprint' y logró su objetivo, algo que no paró de calificar de "histórico".
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Pero su sueño acabó al día siguiente en el ascenso al Galibier, donde no pudo conservar el liderato y queda muy relegado en la lucha por la general.