El director del Tour de Francia, Christian Prudhomme, afirmó este viernes estar "en contacto continuo con los servicios del Estado" respecto a los altercados que sacuden desde hace tres días varias ciudades francesas.
"Estamos en contacto continuo con los servicios del Estado, como cada año, y seguimos la situación con una gran atención", dijo la víspera de la salida del Tour en Bilbao, en el norte de España.
Unos 28.000 gendarmes, policías y bomberos han sido movilizados este año para garantizar la seguridad del Tour de Francia.
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Preguntado por si los altercados en Francia pueden poner en peligro este dispositivo, Prudhomme declaró que "seguimos con atención la evolución. La situación hoy no es la de ayer y no será la de mañana".
¿Cuál es la problemática en Francia?
Los disturbios en Francia tras la muerte el pasado martes del adolescente Nahel por el disparo de un policía han provocado una oleada de cancelaciones de conciertos y de reservas de hotel, mientras el Gobierno ha recortado ciertos servicios de transporte público.
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En una reunión extraordinaria, el ministro francés del Interior, Gérald Darmanin, ha decidido extender a todo el país la restricción de circulación de autobuses y tranvías, que no podrán funcionar, hasta nueva orden .
También se ha prohibido temporalmente la venta de morteros para el lanzamiento de fuegos artificiales, bidones de gasolina, ácidos y otros productos inflamables y químicos.
El principal sindicato patronal de la hostelería y la restauración (UMIH) ha alertado en un comunicado de que se ha detectado una oleada de anulaciones en las reservas hoteleras en reacción a los altercados.
Francia ha vivido una tercera noche consecutiva de graves desórdenes en numerosas partes del territorio, con un saldo de al menos 250 agentes heridos, 875 arrestos -un tercio menores-; 492 edificios públicos atacados y 2.000 vehículos incendiados.
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Para evitar este tipo de episodios, la primera ministra francesa, Élisabeth Borne, ha anunciado el despliegue de blindados de la Gendarmería, sin cifrar cuántos.
El fallecimiento de Nahel ha conmocionado a buena parte del país y ha suscitado la enérgica condena de la izquierda y de movimientos sociales por considerarlo un acto de racismo (era de ascendencia argelina).
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El Ejecutivo, quien también ha repudiado la muerte del joven, ha pedido que se anulen los grandes actos culturales y festivos en el país.