“Cuando llegamos al Tour de Francia con mi equipo no pensábamos en ganar era un sueño, pero a veces los sueños se hacen realidad", aseguró el esloveno Tadej Pogacar tras cruzar con el maillot amarillo la línea de meta de los Campos Elíseos de París.
A un día de festejar sus 22 años, el segundo ganador más joven de todos los tiempos reconoció que no asume todavía la gesta , labrada a lo largo de tres semanas pero materializada en la contrarreloj definitiva de La Planche des Belles Filles.
"Cuando me dijeron que podía ganar tuve un sentimiento indescriptible. Era una locura tras una aventura increíble. Creo que todavía no me doy cuenta y que me van a hacer falta semanas para que lo digiera", aseguró el ciclista del Emirates.
Pogacar, que blandió la bandera eslovena en el podio definitivo, con el arco del triunfo a su espalda, agradeció desde el escalón más alto el apoyo del público a lo largo de las tres semanas.
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"Ha sido increíble, agradezco el apoyo a todos los que lo han hecho posible, mi familia, mi equipo, por estas tres semanas memorables. Y al público que no ha dejado de apoyarme en la carretera. No tengo palabras"
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