Jasper Stuyven sorprendió en la Milán-San Remo y se llevó el monumento tras superar al sprint al australiano Caleb Ewan y a Wout van Aert. Por su parte, Sergio Higuita llegó en el puesto 36 a 10 segundos y Fernando Gaviria acabó 113 a 7:14.
A sus 28 años, Jasper Stuyven consiguió el logro más prestigioso de su carrera, adornada con anterioridad con buenas victorias como una etapa en la Vuelta a España 2015, una Vuelta a Alemania en 2019, una Kuurne-Bruselas-Kuurne en 2016 o un Gran Premio de Valonia en 2018. Sin duda, la Milan-San Remo de 2021 dejará un buen botín de prestigio al corredor belga, el tapado de un último empujón que acabó con su figura cruzando arriba del cajón la meta de Vía Roma.
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La carrera comenzó como se esperaba, con un intento grupal de escapada con el que marcar el paso hacia una posible hazaña de cerca de 300 kilómetros.
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Hasta siete corredores saltaron del pelotón casi a las primeras de cambio. Nicola Conci, Mathias Norsgaard, Andrea Peron, Charles Planet, Alessandro Tonelli, Taco van der Hoorn y Mattia Viel pegaron el estirón. A ellos se unió después un octavo nombre, Filippo Tagliani, último en añadirse a la que sería la escapada de la jornada.
En un principio, el pelotón miró de perfil el asalto a los cielos y los ocho fugados llegaron a contar con una ventaja máxima de más de siete minutos que se redujo poco a poco gracias a la insistencia de los favoritos en recuperar el terreno perdido.
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El Deceunick-Quickstep inició la cacería con ‘el Tractor’ Declercq al mando de las operaciones. Después, se unieron Alpecin-Fenix y Jumbo-Visma. Entre los tres, llevaron el peso de la operación lanzadera de sus favoritos, Van Aert, Van der Poel y Alanphilippe. Pero, sobre todo, el más insistente fue Declercq, que durante más de cien kilómetros tiró del pelotón incansable hasta casi reducir la ventaja de los fugados a más de la mitad del tiempo perdido.
A 135 kilómetros de la meta, la distancia se redujo a 4:27; a 125, a 3:43; a 95, a 3:28; a 85, a 3:00; a 65, a 2:17, y, a 55, a 1:22, momento en el que los fugados se quedaron en un grupo de cuatro (Tonelli, Viel, Hoorn y Conci) que acabaron finalmente en las garras del pelotón a 24 kilómetros de la meta. Al paso del Cabo Mele y del Cabo Cervo los escapados iban con el agua al cuello. Y, durante el puerto Cipressa, la fuga se hizo cenizas.
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Entonces, el Jumbo-Visma tomó los mandos para culminar el Cipressa e intentar descartar nombres. En la bajada, el Ineos cortó el pelotón e hizo sufrir a Van der Poel, que aguantó de milagro al final de un grupo de unos 50 corredores que se quedaron en cabeza durante unos minutos.
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El ascenso al Poggio, último escollo antes de llegar a Via Roma tampoco dictó sentencia. El Ineos, bien armado, protegió muy bien a Kwiatkowski, pero Alaphilippe, a un kilómetro de la cima, dio el estacazo. Van der Poel aguantó, Van Aert se cortó pero consiguió unirse al grupo final de catorce con Aranburu a rebufo y con Sagan y Ewan entre los elegidos.
Jasper Stuyven, escondido entre todas las cámaras que apuntaban a los favoritos, dio un acelerón y aplicó su condición de buen rodador. Aguantó el arreón final del resto de candidatos y se llevó el primer monumento. Exhausto, cayó al suelo necesitado de aire. Por detrás, Ewan, segundo como en 2018, y Van Aert, tercero, se quedaron sin premio. Stuyven se lo llevó en un acelerón de metros que nunca olvidará.
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