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Elizabeth Deignan, la ciclista que correrá La Vuelta Femenina, siete meses después de su embarazo

Campeona del mundo y ganadora de la París Roubaix y la Lieja-Bastoña-Lieja, la historia de Elizabeth Deignan ha sido ejemplo y ha dado de qué hablar en los últimos días.

Elizabeth Deignan, ciclista británica en acción de carrera
Elizabeth Deignan, ciclista británica en acción de carrera
AFP

La ciclista británica Elizabeth Deignan (Trek Segafredo), excampeona del mundo y ganadora de París Roubaix y Lieja Bastoña, volvió a ponerse un dorsal en la reciente Flecha Valona después de haber dado a luz a su hijo Shea el pasado 24 de septiembre, y ahora anuncia su participación en la Vuelta Femenina a partir del 1 de mayo. En el pelotón de La Vuelta Femenina habrá 161 ciclistas, cada una con su particular historia.

Destacarán por su calidad la vigente dueña del maillot arcoíris Annemiek van Vleuten o la referente nacional Mavi García; cautivarán a los aficionados por su historia Kristen Faulkner, antigua ‘trader’ nacida en Alaska, o Femke Beuling, que debutará como profesional en la ronda española tras una vida consagrada al patinaje de velocidad.

Si hay una mujer que destacará porque su trayectoria vital va mucho más allá del deporte es ‘Lizzie’ Deignan, nacida en Armitstead (1988, Otley, Gran Bretaña). Compite en las filas del equipo Trek-Segafredo y lleva más de una década en la élite del ciclismo. Rodadora con un pico de potencia que le permite ser eficaz tanto en repechos como en esprints, su palmarés es una colección de citas de primer nivel: Strade Bianche, Tour de Flandes, Lieja-Bastoña-Lieja, La Course by Le Tour de France.

La vida deportiva de Deignan ha conocido tres cénit. El primero, siendo muy joven, en la prueba en línea de los Juegos Olímpicos de Londres 2012: se colgó la plata perdiendo el esprint por el oro con Marianne Vos. El segundo, en su primera madurez, fue el Campeonato del Mundo que se adjudicó en el año 2015 en Richmond (Canadá). El tercero, en su segunda madurez, fue su arrollador triunfo en la primera edición de la París-Roubaix femenina celebrada en 2021.

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Entre Richmond y Roubaix "Lizzie" pasó un año en blanco porque su marido Philip y ella concibieron a su hija Orla, que nació el 23 de septiembre de aquel año. Su regreso al máximo nivel fue un ejemplo para muchas ciclistas que dudaban de si era posible crear una familia a la vez que competían, y también para aquellos equipos recelosos de ver a sus corredoras embarazadas.

Elizabeth Deignan, ciclista británica, celebra uno de sus triunfos
Elizabeth Deignan, ciclista británica, celebra uno de sus triunfos
AFP

EL RETO DE LA VUELTA DESPUÉS DEL SEGUNDO HIJO


Cuatro años y un día después de que Orla viniera al mundo llegó su hermano Shea. Sólo han pasado siete meses de aquel 24 de septiembre y ‘Lizzie’ Deignan ya ha participado (y terminado) la Flecha Valona y la Lieja-Bastoña-Lieja. En sólo una semana afronta su próximo reto, La Vuelta. El último día que montó en bici estando embarazada fue el día antes de dar a luz.

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"Estuve pedaleando desde el primer al último día. Sí que durante la última semana utilizaba el rodillo, pero antes salía casi siempre a la carretera. Al final del embarazo casi es más fácil montar en bicicleta que caminar. Para mí el ciclismo es una forma sencilla y natural de mover el cuerpo", comenta Deignan. La ciclista británica empezó a montar seriamente en bici a los 15 años, sin ningún tipo de tradiciòn familiar con este deporte.

"Yo no nací en una familia ciclista, empecé en un programa de detección de talentos de la Federación británica de ciclismo (British Cycling), cita que me cambió la vida. Se acercaban los Juegos de Londres 2012 y British Cycling se puso a buscar jóvenes ciclistas por las escuelas; particularmente, chicas. Me hicieron varias pruebas y me acabaron seleccionando para el programa de formación".

Elizabeth Deignan, ciclista británica (centro), en lo más alto del podio de la Paris Roubaix
Elizabeth Deignan, ciclista británica (centro), en lo más alto del podio de la Paris Roubaix
AFP

NO MONTAR EN BICI EMBARAZADA HUBIERA SIDO MÁS PELIGROSO


Casi 20 años pedaleando a diario, la bici es una parte imprescindible de su vida diaria. "Sí, así es. Creo que, como mujeres embarazadas, tenemos el derecho de decidir qué actividades son un riesgo y cuáles no. Para las personas que no practican ciclismo, ver a una embarazada montada en una bici puede ser chocante porque lo consideren peligroso. Sin embargo, en mi caso, creo que no haber montado en bici hubiera sido más peligroso todavía; concretamente, para mi salud mental", explica.

Según Deignan, "nueve meses es muchísimo tiempo como para renunciar al ejercicio físico. Cada vez que salía en bici, lo hacía con la máxima precaución: nunca en las horas de más calor, ni en carreteras con tráfico. Pero sí, necesitaba montar en bici para que mi cabeza siguiera en su sitio". A partir del nacimiento de Shea, la ciclista británica tardó "unas cuatro semanas y media en volver a la actividad".

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"Normalmente los médicos recomiendan esperar seis semanas después de dar a luz para practicar ejercicio físico con idea de dejar al cuerpo tiempo para recuperarse, pero eran demasiadas para mí. Al principio hacía salidas muy cortas, y sólo cuando de verdad tenía tiempo y cuerpo para hacerlo. No pude entrenar de verdad hasta que Shea no cumplió nueve semanas porque mis días no tenían estructura; dependían de él".

Una vez que volvió a la carretera, Deignan necesitó unos tres meses para recobrar la capacidad de entrenar. "Al principio me tocaba acostumbrarme a pedalear sin barriga, y, además, cuidar de un recién nacido exige tanta energía… De los dos embarazos vividos, Deignan señala que "el de un niño pasa más factura que el de una niña".

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"Supongo que cada embarazo es diferente. Me recuperé mucho antes del embarazado de Orla que del embarazo de Shea. En este segundo embarazo gané más peso y me sentía mucho más cansada; monté menos en bici y perdí más condición física. Hay quien dice que el embarazo de un niño pasa más factura que el de una niña; según mi experiencia, fue así.

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