O Gran Camiño 2024 dejó toda clase de noticias. Jonas Vingegaard (Team Visma-Lease a Bike) se coronó campeón y logró defender su corona conseguida en 2023 ; Egan Bernal (INEOS Grenadiers) terminó tercero en la clasificación general y así volvió a un podio, tras casi tres años ; y los organizadores tuvieron mucho trabajo por culpa de las condiciones climáticas.
Más allá del ciclismo de alto nivel que vimos, los grandes protagonistas, de principio a fin y a lo largo de las cuatro etapas, fueron el viento y la lluvia. Desde el primer día de competencia, se tuvieron que tomar cartas en el asunto. El telón se iba a abrir con una contrarreloj individual, para la que todos se habían preparado, pero hubo cambio de planes sobre la hora.
A través de las redes sociales oficiales de la carrera y a pocos minutos de que empezara la acción, se dio un comunicado en el que aclaraban quela 'crono' se iba a disputar con bicicleta convencional y no con la especializada para la disciplina. Pero eso no fue todo. En la misma publicación añadieron que los tiempos no iban a contar para la clasificación general.
Así las cosas, más de uno realizó la contrarreloj con calma y sin ir a fondo, teniendo en cuenta que aún restaban jornadas intensas y de fuertes ascensos. Pero el clima siguió haciendo de las suyas. En la segunda fracción, el agua volvió a decir presente y si bien no hubo cambios radicales, el pelotón sí tuvo que sortear vientos de casi 40 kilómetros por hora.
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Todo era un caos, hasta que en la tercera etapa llegó un poco de calma. A pesar de que llovió, no fue tan grave y todo se disputó con normalidad. No obstante, las cosas volvieron a colapsar. Este domingo 25 de febrero, en el marco de la etapa cuatro, que era la última, los organizadores tuvieron que volver a tomar cartas en el asunto para evitar algún problema.
Pensando en la integridad del pelotón, informaron: "IMPORTANTE: Debido a la meteorología adversa, la etapa 4 finalizará en el primer paso del Parque Natural del Monte Aloia. Las ráfagas de viento y la constante lluvia dificultan la circulación en la parte final de la prueba. ¡Una pena! Con el recorte de etapa, los ciclistas quedan a 34 kilómetros de la meta".
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Esto cambió los planes de muchos, pero, sin duda, era lo mejor. Cerca de la llegada, el viento era fuerte, hasta el punto de que una moto perdió el equilibrio y terminó en el suelo; además, algunas vallas, hojas y ramas cayeron dentro de la carretera. Era un caos, pero, aún así, los ciclistas demostraron que están hechos de otra cosa y sortearon esas dificultades climáticas.