Un cabezazo del inglés Chris Smalling a falta de veinticinco minutos para el final salvó a laRoma de un estreno en casa sin victoria contra el Cremonese, recién ascendido a la Serie A, en un partido en el que los romanistas evidenciaron su incapacidad de materializar el peligro generado.
El estreno de la Roma en casa contra su público fue más complicado de lo esperado ante un valiente Cremonese, que con una presión individual en un bloque alto complicó en algunos tramos la salida de balón local.
El problema para los visitantes fue el mismo que tuvo el Salernitana en la primera jornada: frenar las contras 'giallorossi'. Y es que la Roma junta mucha calidad en la zona de tres cuartos con Zaniolo, Dybala y Pellegrini, que ayudados por Abraham y las subidas de Spinazzola por el carril izquierdo son capaces de hacer mucho daño con muy poco.
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Cada vez que el balón llega a alguno de ellos, el ataque 'giallorosso' se verticaliza. No se especula y, en algunos momentos, se peca de precipitación, algo que mandó al limbo más de una prometedora ocasión.
Por momentos, el partido se convirtió en un ida y vuelta constante en el que no existía el centro del campo y que benefició a los pupilos de 'Mou', peligrosísimos con espacio y al contragolpe, partiendo sin problemas el equipo en dos, mostrando además mucha madurez defensiva con un Cristante que volvió a hacer las veces de sostén en la medular y una zaga solvente que evitó toda internada rival, dejando al Cremonese sin ocasiones durante el primer acto.
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Dybala y Zaniolo lideraron de las ofensivas más peligrosas que, como ya pasara en la primera jornada, no acabaron en gol. La más clara la tuvo Abraham, que vio como el defensa Valeri le sacó bajo los palos su remate a pase de Dybala, aunque el argentino y Zaniolo obligaron más tarde al meta Radu a hacer una doble parada para frenar la tentativa antes de que el atacante italiano tuviera que marcharse sustituido dolorido del hombro tras una mala caída.
La Roma encaró el túnel de vestuarios con una sensación agridulce, la de haber sido solvente en defensa sin apuros, pero no haber sido capaces, de nuevo, de materializar su peligro.
Y a punto estuvo de pagarlo muy caro. En la primera jugada de la segunda mitad, Dessers cazó desde la frontal del área una volea, después de cuerpear con Mancini, que estrelló en la cruceta. Un aviso para los de Mourinho, que desencadenó en una respuesta con idéntico resultado, pues tras una gran dejada de Abraham, El Sharaawy estrelló su disparo contra el travesaño.
La desesperación estaba creciendo con el paso de los minutos en Estadio Olímpico, pero a falta de 25 minutos para el final apareció Smalling para liberar la tensión de la grada con un cabezazo en un saque de esquina. Un gol que, por el contrario, no tranquilizó a Mourinho, preocupado por el juego de los suyos, que continuó dando instrucciones durante la celebración.
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No fue capaz la Roma de domar al Cremonese, que se creció y lo intentó hasta el final sin éxito en unos últimos minutos más que agitados mientras Mourinho se desgañitaba desde el banquillo, ordenando a los suyos y viendo cómo su equipo no era capaz de sentenciar el encuentro.
Señaló el colegiado el final y respiró Roma. Smalling salvó a los suyos en el estreno en casa en un partido que se atragantó pero que terminó con un final feliz para los 'tifosi' romanistas y con Mourinho levantando el puño, liberando -ahora sí- toda la tensión del choque, esa que se aguantó durante el tanto de Smalling.
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Ficha técnica:
1.- Roma: R. Patricio; Mancini, Smalling, Ibañez; Karsdorp (Celik, m.86), Pellegrini, Cristante, Spinazzola (Zalewski, m.72); Dybala (Mtic, m.72), Zaniolo (El Sharaawy, m.44); Abraham.
0.- Cremonese: Radu; Chiriches, Aiwu (Bianchetti, m.56), Lochoshvili (Ciofani, m.85); Ghiglione (Baez, m.56), Pickel, Ascacíbar, Valeri; Zanimacchia, Dessers y Okereke (Tsadjout, m.79)
Goles: 1-0, m.65: Smalling.
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Árbitro: L. Massimi. Mostró cartulina amarilla a Aiwu (m.24), Zanimacchia (m.50) y Lochosvili (m.80) por parte del Cremonese.
Incidencias: partido correspondiente a la segunda jornada de Serie A disputado en el Stadio Olímpico ante cerca de 60.000 espectadores.
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